No había aparecido aún nadie de los
habituales para echar una partida al subastao**
o al dominó, que a ellos tantos les daba un juego como el otro. Habían tenido entre
manos uno el Marca (“ Estos son más madridistas que el Papa cristiano, Lolo”) y
el otro con El Comercio en la página del crucigrama, que ya había cubierto (“Al
menos éste puede hacerse como es debido, no como otros crucigramas que ponen la
solución al lado para que alguno presuma de saber resolverlo aunque sea atisbando
con disimulo para las respuestas; que son gilipollas, Mon, no se les ocurre
otra cosa que engañarse a ellos mismos. ¡Serán tontos! Como si los demás no los
viéramos. ¡Imbéciles, que son imbéciles hasta pa eso”).
Mon, que había sido el primero en acabar, atendía
a un coloquio que ofrecía un canal generalista en la tele. Bueno, lo de
coloquio era un decir porque es muy raro asistir a uno en televisión si todos
los participantes quieren hablar a la vez. Este era de los normales, todos
contra todos alrededor de una mesa
ovalada, con un moderador que no moderaba, hablando por hablar con el fin de
presumir de los conocimientos que cada uno atesoraba sobre una idea
interrumpiendo sin una miaja de vergüenza a los demás. O sea, el más puro
ejemplo para que los escolares no hagan nunca en su vida algo semejante. Debían
de avisar con rótulos antes de empezar el programa: “Sólo apto para gente que
no quiere enterarse de nada”, que a fin de cuentas por un oído les entra y por
otro les sale. El diálogo entre aquellos borregos campaba por su ausencia y Lolo
no entendía por qué Mon estaba tan atento.
-Mon, ¿qué haces?, ¿sabes de qué hablan siquiera?-
A Lolo le chocaba bastante ver a su amigo con la mirada fija en aquel televisor
enorme, de 50 o 60 o más pulgadas, qué sé yo, pantalla plana y un sinfín de
cosas que podías hacer con él como conectar a un pc o algo sobre plataformas. Modernidades-
pensaba él-, porque en el bar solamente servía para ver algún que otro programa
deportivo, un partido de fútbol, la Vuelta ciclista a algún país o algo
semejante, si era en abierto, y para meter ruido el resto del día, ya que nadie
o casi nadie estaba atendiendo nunca debido a que las conversaciones apagaban
el sonido habitualmente.
-Nada, nada, Lolo. No estaba ni oyéndolos.
Para las patochadas que sueltan cuando se les entiende, vale más observar el
vuelo de una mosca. Es que estaba pensando en…
-Vale, vale, es que estabas absorto,
parecías más una estatua que un paisano, chaval- le dijo, mientras echaba una
sonrisa irónica de esas que acostumbraba cuando iba a soltar alguna chanza.- ¿Y
de tanto pensar, qué, quedaste alelado del todo? Porque no te enteraste ni de
que pasó por delante de la ventana tu hija y ni la saludaste. Mira, ahí entra.
-¿Quién, mi hija?- Se volvió hacia la
puerta por donde se colaba en el bar justo en aquel momento su hija mayor.
-¡Hola, papá! ¡Hola, Lolo!- saludó al
llegar junto a nosotros. ¿No hay partida
hoy o qué? Y tú, papá, por lo menos, saluda cuando te saludo, hombre, que paso
casi por delante de ti y no me ves.- Luego, sonriendo, se inclinó y le dio un
beso a Mon.- ¿Bajarás después con mamá hasta mi casa?
-No sé, Marta, depende de la partida. Ya
sabes que me lío y…
-Anda, si no, te veo mañana temprano para
preparar el viaje. Ahora marcho, qye tengo vez en la peluquería y ya llego
tarde. Acuérdate tú, que mañana la tienes a las nueve con Fonso.- Y dando la
vuelta, al tiempo que saludaba con la mano a los dos y le lanzaba un beso a su
progenitor, le dijo adiós con la cabeza a Rosalía, la camarera, y se fue.
-Es que mañana- le aclaró a su compañero-
vamos hasta Llanes, a pasar unos días en casa de mi hijo. No calla desde que se
inició el verano en que vayamos y ahora, que mi hija está de vacaciones, aprovecharemos
para ir los tres. A pelear con los nietos, ¿qué quieres?
-Anda, que bueno eres tú. Estás deseando
arrancar con ellos camino de la playa y dejarlos hacer travesuras y consentirles
lo que sea. Si no te conociera… Pero aclárame lo que estabas cavilando antes de
que llegara tu hija.
-Ah, sí. Nada, que esos pesados de la tele
comentaban los grandes problemas que tiene España en este momento. Es duro
tener que soportar tanto inútil.- Se le veía un tanto cabreado.
-A ver, cuéntame esos problemas porque
haber, lo que se dice haber, los hay a paladas.
-Verás: que si lazos amarillos en Cataluña;
que si Franco por aquí, Franco por allá: y que si saltan la valla en Ceuta y
Melilla de una manera o de otra. Con eso ya tienen nuestros políticos resuelta
la papeleta para justificar que hacen algo. ¡Vaya verano que llevan!
-Coño, lo de inmigración es serio, Mon
-Ya, eso sí. Algún modo han de encontrar
para solucionarlo, porque a los guardias y a la policía últimamente les caen
las hostias de todos los sitios. Y esa pobre gente… Pero…¿lo otro? Joder, que
son como niños.
-Exacto. Ahí diste en la diana. Como niños
en un patio al recreo. En cuanto los sueltan y se ven libres para jugar y
enredar, no paran. Lo más lógico del mundo. Intentan llamar la atención por todos
los medios. Y estos otros, que se llaman a sí mismos políticos porque salieron
elegidos en las urnas, independientemente de su valía y más por enchufismo y
babeo hacia su líder, cualquiera, da igual, al que le encanta que lo halaguen y
le pasen la mano los que le deben favores, en cuanto tuvieron el nombramiento
entre manos, como niños, a jugar y enredar para ver quién sale mejor en la tele
o quién dice más tonterías contra los otros.
-Pues eso, Lolo. En eso mismamente estaba
yo cavilando cuando me sacaste de mi embelesamiento, que estaba apijotado dando
vueltas a por qué en programas de estos le dan tanta importancia a determinados
hechos. Si no los mencionara nadie, se acabó. Se hacen las cosas que sean
necesarias para resolverlos, no se esparce tanta mierda en los medios de comunicación
y los responsables de esos asuntos, cuando vean que nadie los llama para dar su
opinión, zafia las más de las veces, a otra cosa, mariposa. Por ejemplo, a arreglar
la sanidad, la educación, los servicios sociales, el paro, el empleo precario y
mierdoso de gran parte de nuestra juventud, el terrorismo, la fiscalidad igual
para toda España, que no dependa de las Comunidades, un salario homogéneo entre
funcionarios de todas las regiones, las pensiones, el campo, la pesca, el
déficit, etc.
-Vale, vale, Mon. No me extraña que
tuvieses tal empanada mental. ¿A quién se le ocurre darle vueltas a esas cosas?
Anda, ahí vienen Toni y Valiente. Vamos a preparar el campo, venga.- Se levantó
y fue a buscar una baraja, papel para apuntar, un boli Bic, que son los que
mejor escriben a juicio suyo, y el tapete.
-Sí, total ¿qué vamos a solucionar
nosotros? Aunque, si…
-Por eso- lo atajó Lolo, cuya cabeza ya
andaba tras las cartas.- Va a ser chinchón, que Toni no juega a otra cosa.
-Pues chinchón, ¿qué más da? La partida se
echa a lo que sea, ¿no te parece? Venga, vete sentándote, que ya están ahí.
-¿Qué, hay partida o qué?- entra por la
puerta Toni frotando las manos y dirigiéndose directo a la mesa, con Valiente
detrás pidiendo a la camarera un café con leche, sin espuma y con sacarina.
Sigan con la sonrisa, no la
pierdan jamás, que no debemos nunca de dar cuanta a nadie de ella.
**subastao:
juego de cartas
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