jueves, 30 de agosto de 2018

PROBLEMAS, GRANDES PROBLEMAS


No había aparecido aún nadie de los habituales para echar una partida al subastao** o al dominó, que a ellos tantos les daba un juego como el otro. Habían tenido entre manos uno el Marca (“ Estos son más madridistas que el Papa cristiano, Lolo”) y el otro con El Comercio en la página del crucigrama, que ya había cubierto (“Al menos éste puede hacerse como es debido, no como otros crucigramas que ponen la solución al lado para que alguno presuma de saber resolverlo aunque sea atisbando con disimulo para las respuestas; que son gilipollas, Mon, no se les ocurre otra cosa que engañarse a ellos mismos. ¡Serán tontos! Como si los demás no los viéramos. ¡Imbéciles, que son imbéciles hasta pa eso”).

Mon, que había sido el primero en acabar, atendía a un coloquio que ofrecía un canal generalista en la tele. Bueno, lo de coloquio era un decir porque es muy raro asistir a uno en televisión si todos los participantes quieren hablar a la vez. Este era de los normales, todos contra todos alrededor de una  mesa ovalada, con un moderador que no moderaba, hablando por hablar con el fin de presumir de los conocimientos que cada uno atesoraba sobre una idea interrumpiendo sin una miaja de vergüenza a los demás. O sea, el más puro ejemplo para que los escolares no hagan nunca en su vida algo semejante. Debían de avisar con rótulos antes de empezar el programa: “Sólo apto para gente que no quiere enterarse de nada”, que a fin de cuentas por un oído les entra y por otro les sale. El diálogo entre aquellos borregos campaba por su ausencia y Lolo no entendía por qué Mon estaba tan atento.

-Mon, ¿qué haces?, ¿sabes de qué hablan siquiera?- A Lolo le chocaba bastante ver a su amigo con la mirada fija en aquel televisor enorme, de 50 o 60 o más pulgadas, qué sé yo, pantalla plana y un sinfín de cosas que podías hacer con él como conectar a un pc o algo sobre plataformas. Modernidades- pensaba él-, porque en el bar solamente servía para ver algún que otro programa deportivo, un partido de fútbol, la Vuelta ciclista a algún país o algo semejante, si era en abierto, y para meter ruido el resto del día, ya que nadie o casi nadie estaba atendiendo nunca debido a que las conversaciones apagaban el sonido habitualmente.

-Nada, nada, Lolo. No estaba ni oyéndolos. Para las patochadas que sueltan cuando se les entiende, vale más observar el vuelo de una mosca. Es que estaba pensando en…

-Vale, vale, es que estabas absorto, parecías más una estatua que un paisano, chaval- le dijo, mientras echaba una sonrisa irónica de esas que acostumbraba cuando iba a soltar alguna chanza.- ¿Y de tanto pensar, qué, quedaste alelado del todo? Porque no te enteraste ni de que pasó por delante de la ventana tu hija y ni la saludaste. Mira, ahí entra.

-¿Quién, mi hija?- Se volvió hacia la puerta por donde se colaba en el bar justo en aquel momento su hija mayor.

-¡Hola, papá! ¡Hola, Lolo!- saludó al llegar junto a nosotros.  ¿No hay partida hoy o qué? Y tú, papá, por lo menos, saluda cuando te saludo, hombre, que paso casi por delante de ti y no me ves.- Luego, sonriendo, se inclinó y le dio un beso a Mon.- ¿Bajarás después con mamá hasta mi casa?

-No sé, Marta, depende de la partida. Ya sabes que me lío y…

-Anda, si no, te veo mañana temprano para preparar el viaje. Ahora marcho, qye tengo vez en la peluquería y ya llego tarde. Acuérdate tú, que mañana la tienes a las nueve con Fonso.- Y dando la vuelta, al tiempo que saludaba con la mano a los dos y le lanzaba un beso a su progenitor, le dijo adiós con la cabeza a Rosalía, la camarera, y se fue.

-Es que mañana- le aclaró a su compañero- vamos hasta Llanes, a pasar unos días en casa de mi hijo. No calla desde que se inició el verano en que vayamos y ahora, que mi hija está de vacaciones, aprovecharemos para ir los tres. A pelear con los nietos, ¿qué quieres?

-Anda, que bueno eres tú. Estás deseando arrancar con ellos camino de la playa y dejarlos hacer travesuras y consentirles lo que sea. Si no te conociera… Pero aclárame lo que estabas cavilando antes de que llegara tu hija.

-Ah, sí. Nada, que esos pesados de la tele comentaban los grandes problemas que tiene España en este momento. Es duro tener que soportar tanto inútil.- Se le veía un tanto cabreado.

-A ver, cuéntame esos problemas porque haber, lo que se dice haber, los hay a paladas.

-Verás: que si lazos amarillos en Cataluña; que si Franco por aquí, Franco por allá: y que si saltan la valla en Ceuta y Melilla de una manera o de otra. Con eso ya tienen nuestros políticos resuelta la papeleta para justificar que hacen algo. ¡Vaya verano que llevan!

-Coño, lo de inmigración es serio, Mon

-Ya, eso sí. Algún modo han de encontrar para solucionarlo, porque a los guardias y a la policía últimamente les caen las hostias de todos los sitios. Y esa pobre gente… Pero…¿lo otro? Joder, que son como niños.

-Exacto. Ahí diste en la diana. Como niños en un patio al recreo. En cuanto los sueltan y se ven libres para jugar y enredar, no paran. Lo más lógico del mundo. Intentan llamar la atención por todos los medios. Y estos otros, que se llaman a sí mismos políticos porque salieron elegidos en las urnas, independientemente de su valía y más por enchufismo y babeo hacia su líder, cualquiera, da igual, al que le encanta que lo halaguen y le pasen la mano los que le deben favores, en cuanto tuvieron el nombramiento entre manos, como niños, a jugar y enredar para ver quién sale mejor en la tele o quién dice más tonterías contra los otros.

-Pues eso, Lolo. En eso mismamente estaba yo cavilando cuando me sacaste de mi embelesamiento, que estaba apijotado dando vueltas a por qué en programas de estos le dan tanta importancia a determinados hechos. Si no los mencionara nadie, se acabó. Se hacen las cosas que sean necesarias para resolverlos, no se esparce tanta mierda en los medios de comunicación y los responsables de esos asuntos, cuando vean que nadie los llama para dar su opinión, zafia las más de las veces, a otra cosa, mariposa. Por ejemplo, a arreglar la sanidad, la educación, los servicios sociales, el paro, el empleo precario y mierdoso de gran parte de nuestra juventud, el terrorismo, la fiscalidad igual para toda España, que no dependa de las Comunidades, un salario homogéneo entre funcionarios de todas las regiones, las pensiones, el campo, la pesca, el déficit, etc.  

-Vale, vale, Mon. No me extraña que tuvieses tal empanada mental. ¿A quién se le ocurre darle vueltas a esas cosas? Anda, ahí vienen Toni y Valiente. Vamos a preparar el campo, venga.- Se levantó y fue a buscar una baraja, papel para apuntar, un boli Bic, que son los que mejor escriben a juicio suyo, y el tapete.

-Sí, total ¿qué vamos a solucionar nosotros? Aunque, si…

-Por eso- lo atajó Lolo, cuya cabeza ya andaba tras las cartas.- Va a ser chinchón, que Toni no juega a otra cosa.

-Pues chinchón, ¿qué más da? La partida se echa a lo que sea, ¿no te parece? Venga, vete sentándote, que ya están ahí.

-¿Qué, hay partida o qué?- entra por la puerta Toni frotando las manos y dirigiéndose directo a la mesa, con Valiente detrás pidiendo a la camarera un café con leche, sin espuma y con sacarina.

 

Sigan con la sonrisa, no la pierdan jamás, que no debemos nunca de dar cuanta a nadie de ella.

 

**subastao: juego de cartas

 

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