Hoy, como casi todos los días de lunes a
viernes, me senté en el Café Plaza alrededor de las seis y veinticinco con el
fin de echar un vistazo a La Nueva España y desayunar, un agua mineral sin gas
fría y un pincho de pollo. Solamente me centro en algún que otro artículo o
información interesante, para mí, que no quiere decir eso de interesante que
concierna a todo el mundo, con lo cual son muchas las páginas que ojeo por
encima, nada más leyendo los titulares o, en algunos casos, ni eso si las
noticias corresponden a comarcas que no me atañen para el día en que estamos, por
lo que no considero de utilidad los hechos que puedan suceder en ellas. No
sería la primera vez que, por hacer precisamente esto, me pierdo algún dato que
más tarde me podría haber sido provechoso, pero continúo con este hábito y me
acuerdo, como dicen, de Santa Bárbara cuando llueve.
Pues bien, hoy, al llegar a las páginas de
Bajo Nalón, mi sorpresa fue mayúscula. Una particular había donado al
Ayuntamiento de Grau una propiedad en el centro de la villa, el setenta y dos
por ciento del inmueble, que da a la Plaza General Ponte y a la calle La Magdalena
con el fin de que se dedicase a fines culturales. Si se cumplen las previsiones
del Ayuntamiento, el veintiocho restante se comprará a los distintos dueños y
de esa manera, con toda la finca a disposición municipal, se podrá acometer la
realización de un centro cultural que tanto se echa en falta en esta localidad.
¡Ya iba siendo hora!- dirán muchos de mis vecinos. Porque desde hace décadas es
una de los objetivos señeros de cualquier persona que defienda para nuestra
villa un espacio en el que poder ver una obra de teatro o una película de cine,
asistir a un concierto o a cualquier otro tipo de actividad cultural adecuada.
A mí me alegró el día tal noticia. Ahora
sólo falta esperar. Lo que pasa es que estas esperas, en este concejo, sueles
hacerse muy largas. Cuando se restauró el antiguo Colegio Sagrado Corazón,
también se iba a construir allí, además de la Escuela de Música, un teatro-auditorio.
Y así, constan sus nombres en las enormes letras plateadas que cuelgan a la
entrada del edificio y que harán pensar a cualquier visitante que existen tales
cosas en Grau. Pero nada más lejos de la realidad, pues aparte de escuela de
Música lo demás quedó en agua de borrajas. Sí es verdad que se puede admirar un
plano o croquis colgado en el lateral de un edificio anejo con todas las
instalaciones previstas en él, pero…
A lo que iba, a ver si este anuncio de hoy
se hace realidad. No obstante, más de uno y de una se sentirán como en el Nuevo
Testamento Santo Tomás ante Jesús: si no toca, no cree. Y yo más o menos, si no
lo veo, no lo creo. Aunque a lo mejor esta vez…
Sigan ustedes bien, no se dejen
la sonrisa olvidada y, aunque sólo sea eso, celebren la noticia y no pierdan la
esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario