Ya
llegamos al 9 de marzo, dejamos atrás el Día Internacional de la Mujer
que institucionalizó la ONU en 1977. Infinidad de manifestaciones y
concentraciones en apoyo del género femenino, el cual ha de disfrutar de, a
mismas obligaciones, los mismos derechos que los hombres. Aparte de ello,
peticiones de amparo ante las diferentes y criminales acciones de violencia de
género que padecen un día sí y otro también. Solicitud de leyes que protejan,
en esta sociedad, a la mujer ante las infinitas muestras de indefensión que
corren como consecuencia, entre otras muchas más, determinadas actitudes
patriarcales unas y otras de fácil interpretación empresarial que debían ya
hace años estar erradicadas. Es decir, se han echado a la calle con todas las
razones del mundo para protestar ante situaciones asentadas en un mundo donde
han sido y son tratadas como seres humanos inferiores al hombre. Y nada mejor
para hacerse ver que este tipo de actos donde se exige un respeto que se
merecen en todos los ámbitos de la vida.
No obstante, me choca que no hayan pedido
hasta ahora que este día sea festivo a nivel estatal. Y es que en algunos
países ya lo es, aunque su nombre no nos suene precisamente a lugares donde se
defiendan los derechos de la mujer como es debido: Afganistán, Zambia, Azerbaiyán, Mongolia, Eritrea, etc. Pero bien podría ser España un ejemplo para el mundo occidental a la hora de elegir este día como recordatorio del significado de la mujer en nuestra sociedad.
También me chocó, y mucho, que este día se
haya convertido en una jornada de huelga. ¿Por qué? Porque resulta que muchos trabajadores que la secundaron lo que hicieron
fue perder unos emolumentos que tal vez les sean necesarios para llegar a fin
de mes, una vez vistos los sueldos de mie… que cobran en algunos casos estas
mujeres y hombres. Por eso me pregunto por qué no se solicita que sea un día
festivo y evitamos estas pérdidas de unos salarios que ya son un mucho
injustos.
Más cosas chocantes: por lo que me han informado,
esta huelga se plantea en la empresa privada con un paro de equis horas. Si
resulta que precisamente es en las empresas privadas donde mayor diferencia
salarial existe entre la mujer y el hombre, realizando el mismo trabajo, ¿cómo
es posible que se pidan sólo equis horas en vez de la jornada completa? En cambio, sí hemos visto a alumnos de secundaria en huelga, de bachiller, de ciclos
formativos, a universitarios supongo que apoyando a la petición de esos
derechos para la mujer. Pero sin nada que perder, a excepción del tiempo de
clase, en cuyos centros doy por supuesto que no habrán adelantado materia de ninguna
asignatura. O sea, que un día de asueto para miles de estudiantes, sobre todo
los más pequeños, para los menores de edad que así son tratados por nuestras
leyes, pero a los que se les da rango de adultez en casos de estos. Y lo mismo
en el caso de funcionarios, donde no creo que haya diferencia en base a que su
puesto de trabajo es a partir de unas oposiciones y con unos derechos y deberes
iguales para todos, aunque sí me imagino que su sentido de la responsabilidad y
solidaridad los haya hecho salir a la calle en defensa de sus conciudadanas, lo
cual les honra. O de forma semejante nuestros mayores, pensionistas y jubilados que salieron a la calle a apoyar los cambios que saben son imprescindibles e inexcusables para alcanzar una sociedad más justa que la que a ellos, creo, les ha tocado vivir.
Y ya, el punto máximo de la singularidad de estas
manifestaciones, y que a mí me pareció esperpéntico, llegó cuando vimos en los medios de comunicación a determinados
miembros del gobierno, congresistas, senadores, parlamentarios autonómicos,
sindicalistas y demás cargos electos poniéndose al frente de las protestas
callejeras, o defendiendo el papel de la mujer desde otros puntos de vista alejados de los demás no asistiendo a ellas, es
decir, protestando contra ellos mismos por las condiciones que aún hoy sufren
estas ciudadanas del estado en que vivimos. Las Asociaciones de Mujeres, que deberían
tildarse de independientes en el caso que nos ocupa, digo yo, de cualquier partido político, que hayan
participado se habrán echado las manos a la cabeza. Es decir, hay protestas
porque no hay leyes que hagan posible que sus peticiones lleguen a buen puerto
y no se les ocurre otra cosa que admitir en las marchas a quienes precisamente
son los responsables de elaborar esas leyes. No lo entiendo, políticos electos
de nuestra sociedad haciendo una huelga contra sí mismos. Y se quedan tan
campantes, ellos y quienes la convocaron. ¿O son los mismos y lo hacen para
disimular su incompetencia?
¿Acaso desde los Ministerios y Consejerías
de Trabajo o de Hacienda, por ejemplo, no se pueden implementar servicios
abocados a investigar, por ejemplo, la diferencia salarial entre trabajadores:
a mismo puesto o categoría y mismo horario laboral, mismo salario? ¿Acaso no se
puede legislar para evitar que las brechas sociales entre hombres y mujeres no
se produzcan? ¿No será posible que se legislen medidas mejores que prevengan la violencia de género? ¿Acaso lo que pretenden, lo único que se les ocurre, es que la gente, a sabiendas de que una
denuncia propia y personal les puede acarrear un despido o quedar sin trabajo
al final de un pequeño contrato temporal, aparezca por los mostradores de de la Administración a contárselo? Mira tú si no habrá ideas y propuestas que se puedan llevar a cabo para que la igualdad y la justicia entre hombre y mujer sea una realidad y no una quimera esquiva que sólo se asoma a la mente de nuestros gobernantes cada 8 de Marzo.
Señores políticos, hagan ustedes su trabajo
para que las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer se conviertan en
un motivo de orgullo para nuestra
sociedad, en vez de asistir a ellas a gritar y pedir lo que justo ustedes
deberían haber solucionado, que para eso están.
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