domingo, 22 de septiembre de 2019

A VECES..., ALGO FALTA



-¡Si no somos nada!
No.
Somos menos
que una arena en la playa.

-Ilusión vana,
eso es lo que somos,
seres errantes
en busca de alma.

-Fantasmas, eso, fantasmas.
Sí,
ansiando compañía
junto a la mar salada.

-O en la montaña,
sintiendo al viento
que nos cuenta
que no somos nada.

-¡Ay, mente atormentada,
que no hallas paz
ni en la mar plácida
ni en la montaña más alta!

-Quizá en nuestras entrañas,
al lado del corazón,
donde aún no indagamos,
se halle el sosiego que nos falta.

-Quizá, tal vez, obcecadas,
hayamos perseguido oropeles,
brillos de baratijas, apariencia,
relumbrón y mascaradas.

-¿Y si la respuesta a esta demanda,
no está hoy en nuestras manos
sino en perseverar con paciencia
a la espera de un nuevo mañana?

-Pues esperemos, hermana,
al amparo de mi querida mar
o al abrigo del viento recio
que sopla en tu montaña.

-Sí, aguantemos, hermana,
como una dorada arena diminuta
o el susurro sibilante del nordés,
hasta oír esa voz que nos reclama.

-Y cuando sintamos su llamada,
no perdamos tiempo y corramos
raudas, veloces, sin miedo,
como gacela libre en la sabana…

-…, que las mentes, siempre ancladas
en mil razonamientos obtusos,
son incapaces de comprender
el funcionamiento del alma.



-


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