Y volvemos a las urnas. Genial. Deben estar
probando nuestra capacidad de respuesta al esperpento que han protagonizado
durante los últimos tiempos nuestros políticos. Si los oímos, podremos escucharles
decir que ninguno deseaba estas nuevas elecciones, pero que como fulano (aquí
imaginen y escriban al que más les guste o no a ustedes) era un verdadero
cabezón, pues no había otra posibilidad. Así que la mejor solución que nos han
ofertado es que los españoles tengamos que volver a pasar por las mesas
electorales el diez de noviembre. Y además con los mismos cabezas de lista, los
mismos que han demostrado una incapacidad absoluta para formar un gobierno. No
sé, pero la impresión que dan es que en las anteriores elecciones lo hemos
hecho mal, somos culpables del desaguisado nosotros, no ellos, y ahora tenemos
la oportunidad de arreglar el entuerto. Es decir, hay que repetir el examen ya que suspendimos el primero.
Vemos al Partido Popular intentando hacer
una especie de frente nacional con los partidos de derecha para intentar
conseguir una mayoría aunque, dadas las actuales circunstancias, dudo que lo
consiga con Vox entregado totalmente a la extrema derecha, sin afán de templar
sus objetivos, y Ciudadanos perdido en los sueños estériles de sus dirigentes
que no saben lo que quieren al ver que se pueden ir al garete; mientras, en la
izquierda cada vez hay más partidos políticos en busca de ciudadanos que los
voten: amén del PSOE, prepotente y cerril además de incapaz de ver el
significado de una coalición de gobierno, como sucede en casi todos los países
del entorno, Podemos se rompe en Marea, Andalucía, En Comú, Compromís, etc. y,
como eran pocos, parió la abuela y entra en el circo Más Madrid.
Todos quieren un trozo de pastel y cuanto mayor, mejor. Todos suponen que es
una nueva oportunidad para acrecentar resultados anteriores y quedarse con una
porción más grande. Ahora andan entre ellos alterados porque la solución podría
llegar a ser la misma o similar. ¿Y si así fuese, entonces, qué hacer? Supongo
que seguiríamos con gobierno en funciones, que se les da muy bien: no olviden
que se disuelven las Cortes, pero la mayoría sigue cobrando aunque ya no pinten
nada. ¡Vaya chollo: cobrar a lo bestia y no dar un palo al agua!
A ver si esa plataforma, que ya supera en
mucho el medio millón de firmas y que aboga por impedir que nuestros diputados
y senadores dejen de cobrar del Estado si Congreso y Senado están inoperativos,
puede lograr que la empresa llegue a buen término. Me temo que no, a fin de
cuentas quienes tienen que decidirlo son los mismos que cobran. Pero al menos que
se enteren, aunque no les caiga la cara de vergüenza, que no la tienen y por eso
es imposible.
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