viernes, 4 de octubre de 2019

AGOTADA


 Hay veces, como hoy, que despotrico y me sulfuro con él porque no para. Basta que decida, en alguno de esos momentos que mejor estaba durmiendo, que se va a pasar unos días a conocer lo que sea, lo que se le ocurra, da igual, para que me eche a temblar. No sabe recorrer un lugar, por más historia que tenga, de forma calmada y tranquila, con paradas para descansar a ratitos. ¡Si ya no tiene edad, hombre! Pero no, qué va, desde que amanece, como dicen, ya le apetece, aunque lo que le apetece es, nada más acabar de desayunar, comenzar el itinerario que se ha marcado la víspera poco antes de ir a dormir y, hala, caminata que te crio.
Una va y lo ve y no puede hacer otra cosa que echar las manos a la cabeza: del orden de los nueve o diez quilómetros se meterá entre pecho y espalda. Como si una no se cansara. A él le importa un comino, sea lo que sea comino, lo importante es tirar cada dos por tres de teléfono móvil y sacar cuantas más instantáneas mejor, al tuntún, sin ton ni son, le da igual. Luego, llega a casa, las descarga en su ordenador del año catapún, que yo lo he visto, y la mitad las vuelca en la papelera de reciclaje porque la que no está movida, está sin enfocar o borrosa o no sabe ni dónde la sacó. O sea, que se queda con cuatro, mira tú.

¡Pero bueno, hombre, no estarías mejor, en vez de tanta foto, reposando un poquito, tomándote una cañita y contemplando el paso de las nubes blancas que parecen corderitos y que retozan por el cielo de aquí para allá!
En este momento, apoyada por fin en esta silla, si no fuese porque estoy tan agotada que no soy capaz de dar un paso más, huiría de esta ciudad imperial de las narices, por mucho monumento que tenga, como alma que lleva el diablo para que no me alcanzase el muy corredor. ¡A ver, señores, que una también tiene su corazoncito, aunque no lo crean, y necesita un descanso de vez en cuando, que los años no pasan en balde! Aunque yo solo sea una simple y sencilla muleta.

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