¡Corre,
Tito, corre, que se va!
Corre,
no te detengas,
rápido,
que no se escape,
que
si se mete en la mar,
en
lo más profundo, en el fondo,
en
lo más oscuro, donde cubre,
ya
no lo podrás alcanzar.
¡Corre,
Tito, corre, que se va!
Te
acabará pasando como ayer,
cuando
jugábamos en la playa:
te
mandé ir a las carreras
porque
lo estaba viendo bajar
y
cuando quisiste darte cuenta
ya
se había escondido tras el pinar.
¡Corre,
Tito, corre, que se va!
Tienes
que estar más atento,
mirar
alguna que otra vez al cielo;
si
lo ves recoger sus brazos
y
el color de su cara mudar,
es
que da sus primeros pasos
para
irse pronto a descansar.
¡Corre,
Tito, corre, que se va!
Corre,
no te detengas,
que
en un pispás desaparece,
y
como aún no sé bucear,
si
se sumerge en la mar bien oculto
donde
no molesten su reposo,
tampoco
hoy al Sol podré saludar.
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