jueves, 6 de agosto de 2020

CATÁSTROFE EN LÍBANO

En Líbano se desató el infierno al explosionar varias toneladas de productos que asolaron, desde las instalaciones portuarias, la ciudad de Beirut.

Hasta ahora todo queda en el hecho en sí: explosión y consecuencias. Pero las investigaciones, supongo, estarán centradas en cómo ha podido suceder tal acontecimiento, cuáles han sido las causas. Había nitrato de sodio y de amonio, ambos componentes idóneos para fabricar productos explosivos de muchos tipos. Y fertilizantes, ya, ya. Pero el almacén no se hallaba, según nos cuentan, custodiado por nadie. ¿Por qué? ¿Qué sucedería, qué se sabría, para que no estuviese protegido un lugar así justo en el momento en que todo voló por los aires? Alguno de los productos llevaba allí unos seis años a pesar de conocer su posible uso.

Si nos fijamos en el enclave geográfico de Líbano, nada se puede dar por seguro. Desde un atentado cometido por unos o por otros, hasta la destrucción masiva de unos productos que podrían amenazar a cualquiera de las potencias militares de la zona. En ese mundo que conocemos a cuentagotas del Oriente Medio, donde las cosas nunca son lo que parecen, podríamos estar hablando hoy de una catástrofe provocada por…¿?, con el consentimiento de …¿?, dirigida a evitar la fabricación de bombas o cohetes que amenazasen determinados lugares, según los grupos terroristas, incluso estados soberanos que alientan actos de esta naturaleza, que se pudiesen ver involucrados en tamaña devastación.

Claro que a lo mejor todo fue originado por una serie de imprevistos que se sucedieron de forma imprevisible dando lugar a esta masacre. Un accidente, simple y llanamente. Aunque…

Como sea que aconteciese, hoy el mundo es menos seguro. A saber qué habrá en cada puerto importante del mundo, en esos grandes almacenes o en esos enormes contenedores, que nadie quiere descubrir. Hasta que hace bum.


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