¿Estamos locos o qué nos pasa por la cabeza?
Ya he oído en algún programa de tv y he
leído en algún periódico que en algunos lugares están organizando el Carnaval
con mucho cuidado, claro que sí, como en otras fechas ya pasadas otros
acontecimientos. ¡Salvemos el Carnaval!, será un nuevo grito de guerra que no
tardaremos en oír.
Vamos a ver, por salvar cosas que no quede.
¡Salvemos el día de san Valentín también! Y lógicamente, preparemos ya las
fiestas (o mejor dicho, las vacaciones) de Semana Santa, no la religiosas, no, que esas
solo sirven de disculpa para los festejos, las vacaciones y las salidas a pasar
unos días de asueto fuera de nuestro domicilio con nuestros familiares directos
y los allegados (¡qué palabra más bonita se inventaron en el Gobierno para que
cada uno viajase e hiciese lo que le saliera de las narices!)
Ya hemos salvado el verano de 2020 y durante el
otoño el virus nos puso en nuestro sitio. Luego salvamos las Navidades a pesar de saber
como se sabía que la consecuencia sería un nuevo rebrote de covid, y el
invierno viene como viene, ya lo ven ustedes. Pues ahora salvemos lo que sea en
2021. ¡Viva la economía y abajo la salud! Y eso que ambas cosas originan
ingresos, aunque una de dinero en los bolsillos y otra, por desgracia, en los
hospitales! A ver qué prima más.
Me pregunto qué será de la economía si nos
morimos los paganinis. ¿A quién venderán un café, un vestido, una tela para
disfrazarse o una bicicleta de montaña?, ¿a quién un bañador para ir a las islas
o a levante o al sur, o un mantón y una peineta para bailar en la Feria de
Abril o de Mayo?, ¿quién irá de vacaciones o quién saldrá a comer o a cenar con
su familia o amigos? ¿Resistirá la economía cuando a todos nos vayan
enterrando?
No sé, me parece que estoy un poco negativo,
¡pero a veces cojo unos berrinches!
No me extraña lo del berrinche. Incluso me parece poco. Aquí hace falta “mano dura”.
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