viernes, 8 de enero de 2021

COVID Y GRAU...U OTRO SITIO

 

Hace unos día, un brote de covid ha impregnado esta villa moscona nuevamente de miedo por sus consecuencias. Hace ya más de diez meses que la incidencia de este virus agredió mortalmente a nuestra Residencia de Mayores y entonces la Parca se llevó por delante la vida de muchos de las personas que allí vivían. Fue un palo enorme para esta sociedad gradense porque el que más y el que menos tenía conocidos o familiares en ella. Y ahora, cuando parecía que las cosas volvían a cierta normalidad, con solo algunos casos aislados de la enfermedad, nos hallamos otra vez con decenas de contagios propiciados por unos “listillos”, que hicieron caso omiso a unas normas establecidas, simplemente porque les salió de los coj,,,.

Más de sesenta, acaba de decir la tele, e irá probablemente en aumento, es el número de contagiados como consecuencia de determinadas fiestas ilegales y comportamientos incívicos acaecidos durante estas fiestas navideñas. Incluso viendo documentos fotográficos y de vídeo, oyendo relatos del desarrollo de estas mal denominadas fiestas, hay gente, responsables de estos incumplimientos, que se empeñan en echar la culpa a los demás. No fue porque los organizadores no hicieran lo posible por evitarlo, no- se explican sin ápice de vergüenza-, fue porque los asistentes eran unos inconscientes y no había quien pudiese con ellos, no hacían caso y se empeñaban en estar como les daba la gana.

A veces dan ganas de… , mejor no decirlo.

Cuando uno empieza a analizar, y no precisamente de forma profunda sino someramente, lo sucedido se pueden encontrar un buen número de irresponsables.

Desde los dueños de los locales, que no impidieron el paso a la gente que no cumplía las normas, ni con las medidas dictadas para el aforo de estos locales de hostelería, ni la obligación de estar sentados en mesas, un aforo reducido, etc., o el cierre a la hora marcado por el Principado, hasta los asistentes, de pie, sin mascarilla, sin distancia social y haciendo caso omiso a cualquier otra cosa que no fuese animar a la juerga.

Pero a estos dos componentes hay que añadir otros culpables de estas cosas: los políticos y las armas que han empleado para evitarlo: ¿cómo es posible que no supieran lo que se cocía si lo sabían  por todo el pueblo?, ¿dónde estaban los responsables de controlar  e impedir estos eventos? Porque, por si alguien aún no se enteró, estas “folixas” no son solo de un día, sino que desde hace semanas se vienen celebrando en determinados lugares a sabiendas de que nadie va a impedírselo. A veces cae uno, pero al otro día siguen los establecimientos abiertos a la diversión conociendo los detalles al dedillo las autoridades y fuerzas del orden que, a la vista de que su actuación anterior no había servido de nada porque nadie tomaba cartas en el asunto a pesar de las denuncias presentadas, se lavaba las manos y pasaba del tema. Normal.  

Y más: los padres. ¿Acaso no se dieron cuenta que sus hijos e hijas volvían a la hora que volvían, bastante pasado el toque de queda?, ¿qué les decían?, ¿dónde habían estado?, ¿se preocuparon de evitar esas situaciones o simplemente se defenderán diciendo que sus  hijos ya son mayorinos, como los del Angliru o los de Tarna?

Y se echa en falta también a asociaciones de hosteleros o comerciantes clamando contra este tipo de conductas. Cuando les cierran los locales, chillan y protestan por las calles porque se consideran alevosamente acusados de las infecciones, y a lo mejor tienen razón en sus quejas. No lo dudo, pero ahora, cuando ven este tipo de casos, aquí en Grau y en otros lugares, también deberían de dar la cara y pedir sanciones duras para los irresponsables, para que no paguen justos, la mayoría, por pecadores, una minoría sin vergüenza. Pero no están ni se les espera.

        Y más aún: aquellos cuya misión es proteger a los ciudadanos mediante leyes que castiguen estos comportamientos canallas que atentan frontalmente contra la salud de la inmensa mayoría de ciudadanos. Desde marzo no han sabido legislar para ello y, como decía el otro día en otro artículo donde un juez fallaba contra el Estado a quien castigaba incluso a pagar costas, al final todas esas multas y sanciones son papel mojado, salvo contadas excepciones, que la gente sabe que no sirven para nada. Y así siguen haciendo de las suyas, porque desde los poderes del Estado solo saben hablar de responsabilidad y solidaridad. Aún no se han enterado de qué va esto ni de qué sentido encuentran en esas dos palabras determinados individuos.

        Para acabar, quiero dejar un símil caer por si sirve de algo: esta situación que vivimos es como quien llena un cesto de manzanas y echa un par de ellas podres esperando que estas mejoren y se pongan tan sanas como las otras; ya sabéis lo que sucede, ¿verdad?; y también la solución: sacarlas del cesto y echarlas a la basura. Pues en nuestra sociedad existen muchas manzanas podres que son las que acaban con el resto, pero ahí siguen, nadie las retira. Y los casos de covid creciendo.

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