martes, 27 de abril de 2021

¡VAYA CAMPAÑA!

 

Lo de la campaña electoral de Madrid tiene tela, eh. Algún día he visto algún que otro momento de ella, bueno más bien de lo que cuentan sus candidatos, en distintas cadenas de tv o bien escuchado en alguna que otra emisora de radio, y aún no he sido capaz de entender de qué narices hablan referente a las necesidades de esa comunidad.

Tienen suficiente con insultarse, meter a los primeras espadas al ruedo, tirar a matar(verbalmente hablando y en sentido totalmente figurado, que ahora mismo eso de disparar o amenazar de muerte está chungo como para mentarlo siquiera sin aclarar), eslóganes facilones y sin sentido ninguno, como los de libertad o comunismo (antes de Iglesias llegaba solo a socialismo) fascismo o democracia y demás palabrería que se inventan los politólogos de cada partido, hablarnos del pasado para bien o para mal según quién lo diga, y despotricar contra cualquiera que se meta por el medio.

Propuestas de futuro, lo que se dice propuestas para que los madrileños tengan una noción mínima al menos de lo que cada uno de ellos quiere hacer con su Autonomía, qué políticas piensan desarrollar para favorecer a esos ciudadanos, no se ven, ni se oyen ni tan siquiera se vislumbran teniendo en cuenta que son unas elecciones para dos años de gobierno. Y si una cosa prometen, mucho me temo que al llegar al poder se les olvide, que es lo que suele suceder. Algo dicen algunos, y de un lado y de otro hay cosas que huelen bien, porque hasta en el mayor muladar se puede encontrar una flor. Pero en general con meterse con los demás tienen bastante.

Estoy seguro que si siguiese con atención la campaña, cosa que dije no hago, lo que explican y cuentan unos de otros, seguro que mandaría a la mayoría a un lugar donde olería bastante mal. A la vista de estos ejemplares políticos no nos queda otra que resignarnos porque lo que se dice uno con el tino adecuado para sacar las cosas adelante no se distingue en la lejanía más remota.

Y bien podríamos extrapolar lo que acaece en la capital de España a muchas otras autonomías, me parece. Incluso al gobierno de la nación, que no sabe muy bien a qué árbol se debería arrimar antes de que se le escurra todo de las manos, porque los apoyos que sostienen el edificio en que vive y manda se pueden perder en cualquier momento, con lo que la caída puede ser morrocotuda.

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