Menuda discusión
sin sentido que se ha montado con la abdicación. Que si Monarquía, que si República.
Que hay que celebrar un referéndum. Y los datos del CIS, muy apropiados hoy,
justo en pleno debate, dicen que solo el 0,2% de la población está a favor de
la segunda opción. Lo que no dice es cuántos están a favor de la primera.
Vamos a ver, si
hoy se celebrase un plebiscito, lo más seguro es que ganase por una mayoría
abrumadora la continuidad de este régimen, no seamos ilusos. A los españoles
les cuesta Dios y ayuda cambiar las cosas, aunque solo sea una pizca. Y si no,
vean como, a pesar de los dislates cometidos, casos de corrupción flagrantes y
promesas electorales que se diluyeron como una cucharadita de anís en el océano,
las elecciones en el país más corrupto
de Europa las siguen ganando los mismos.
Y yo me pregunto:
¿qué es que no podríamos vivir sin rey y sin presidente de una república? Si
los quitamos, ¿qué pasaría? Elegiríamos en las urnas a quien más nos
convenciera con verdades o promesas factibles y que nos gobernaran, como
hacemos ahora. A fin de cuentas, ¿alguien nos preguntó cada cuatro años si queríamos
que Juan Carlos I continuase como Jefe de Estado? Porque la Constitución, ese
obsoleto e inamovible apéndice esencial- según para lo que sea- de nuestra democracia no
dice nada de que el cargo sea vitalicio.
Pero mientras
hablamos de ello, nadie se acuerda de que siguen los millones de parados que
hay, las deficiencias sanitarias, educativas y de ayuda a los mayores, el
hambre que empieza a azotar a parte de nuestra sociedad, los trabajos mal remunerados, las hipotecas abusivas, corruptos que campan a sus anchas, responsables bancarios durante la crisis "inocentes", etc. Porque ahora toca la sucesión y dentro de unos días el mundial de fútbol. Se acabó la crisis, amigos, incluida la de los resultados de las elecciones europeas.
¡Hala, que ya está bien! Pasen un buen día y opten, si les apetece, por una salida al embrollo.
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