A
veces las cosas suceden porque sí y no
hay que darles muchas vueltas. Acabaría uno con tal dolor de cabeza que no
habría analgésico capaz de eliminarlo. Viene esto a cuento de la detención
exprés que sufrió nuestro ex de todo el Sr. Rato. Por más que intento comprender las razones que
lo han llevado a esta situación, las causas se me escurren entre los dedos.
Casos como el suyo y otros semejantes los hay en nuestra geografía a espuertas
(lean la prensa, vean la tele u oigan la
radio) y a la mayoría no los metieron entre rejas, aunque solo fuese unos
minutos. Parece que solo van aquellos que molestan a alguien o no les importa
lo que puedan contar ya que tienen su defensa hecha. Vean lo de Bárcenas: si
nos atenemos a las explicaciones de los demás, él fue el único culpable a pesar
de todos los papeles y declaraciones que son de dominio público. Atiendan a lo
de la caja B del PP: no la hubo, todo se pagó legalmente y el juez, de acuerdo
a estas versiones de los responsables políticos, no debe de tener ni idea de lo
que instruye, pobrecito. Contemplen la obra de teatro que se ha montado con el
caso Nóos y la Infanta: después de oír
algunas instrucciones y razonamientos interesados, ella firmaba sin mirar y no
sabía nada, pero la mujer de Torres, esa sí, menuda malandrina estaba hecha. Juzguen
ustedes los problemas de los Pujol: son casi todos unos santos a los que se les
castiga por su ideología independentista, y ellos se declaran inocentes de toda
culpa, al tiempo que se mantienen en sus trece sobre los grandes logros
financieros que obtuvieron y además herederos de unas cantidades astronómicas,
origen de su fortuna, por lo oído. Descubran el peliagudo asunto de los EREs:
los máximos responsables no se enteraban de nada; siempre los culpables, si los
hubo (porque esa es otra) eran los mismos, los de la bancada inferior, hasta
que acabe pagando el último conserje. No
olviden el caso Gürtel: todo es un montaje para desacreditar a unos infelices
que lo único que hicieron fue ser más listos que los demás, o eso quieren
hacernos creer. ¿Qué les parece el caso Granados? Lo hizo tan bien que ni su presidenta, la Sra. Aguirre, se enteró de nada, pobrecita ella. ¿Y con el ático de González?, pues nada, que se lo ganó gracias a sus denodados esfuerzos laborales y, si todos hiciésemos lo mismo, todos podríamos tener uno, faltaba más.
Podríamos
seguir y seguir hasta el cuento de nunca acabar. Y a excepción de cuatro
paganinis, el resto anda a sus anchas por la calle como si nada. Por eso decía
al principio que me extrañaba lo de Rato, aunque solo fuese por unas horas. No obstante, no puede perderse de vista. A
lo mejor también sabe tirar de la manta para estar más calentito, aunque luego
los que lo auparon a las cúspides de las pirámides donde estuvo lo tachen
de cualquier cosa y aleguen que la justicia es igual para todos.(¡Je, je!, perdón por el inciso) O sea, allá
él, que se arregle como pueda. Cuidadín, no vaya a salirnos otro Bárcenas,
aunque para el caso que le hacen, en el PP, les importa un rábano, niegan la mayor o no
contestan y a seguir con su chollo.
A
seguir bien, amigos, y siempre con la sonrisa en los labios.
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