Asistimos
estos últimos días a casi una astracanada por parte de los ediles de IU y
Somos en la capital del Principáu. Si el tema no fuese relativamente serio,
llegaría a pensar que están buscando con estas decisiones sobre los Premios
Princesa de Asturies que dentro de cuatro años acaben defenestrados del
Ayuntamiento por la vía rápida. Porque, veamos, tienen razón en determinados
asuntos como que los actos son organizados por una Fundación privada con socios
multimillonarios a los que les gustan estos fastos, y que bien podrían ser
quienes corriesen con los gastos que se derivan de las ceremonias que tengan
lugar estos días; o a que los gastos municipales son demasiado elevados en
forma de subvención, para lo cual no tendrían más que menguarla. Pero también
es verdad que el mero hecho de que estos Premios lleven el nombre de nuestra
Comunidad es una oportunidad única para difundir nuestros valores al mundo, al
tiempo que en determinadas villas y lugares podemos gozar con la presencia de
los galardonados y de sus enseñanzas. Lo que pasa es que aún no han sido
capaces de situarse en el contexto adecuado cuando llaman a la manifestación
contra la Monarquía en los alrededores del Teatro Campoamor. No sé por qué me parece
que aún no se han dado cuenta que, a pesar de sus creencias republicanas, muy
respetables, no han llegado al Gobierno de España ni han podido cambiar en el Parlamento
Nacional, mediante una reforma de la Constitución, el régimen político de
nuestro país y, mientras la actual monarquía parlamentaria siga vigente,
tendrían que respetar la legitimidad de tal sistema. Aún más cuando la
ceremonia, como bien dicen ellos, es privada. A mí tampoco me gustan muchos
decretos ni leyes y tengo que aguantarme mientras no se cambien; tampoco muchas
de las fundaciones que proliferan por este país, algunas dedicadas a sacar
dinero del bolsillo de los ciudadanos, ni muchos de nuestros políticos, pero
hay que chincharse cuatro años más con ellos porque alguien los ha elegido, y
así con muchas cosas más.
De
verdad, por mucho que la defiendan, considero que este no es el tipo de
educación que España necesita: la educación nunca ha de servir para desunir a
la gente, sino para confrontar y esgrimir ideas que se defiendan desde la
tolerancia hacia los demás. Y Somos e IU en Uviéu no es precisamente esto lo
que han propuesto.
El
hecho de que el líder podemista (acordándose de Marx) desee asaltar el cielo, en
vez de ganarlo con el consenso de todos los españoles, no es óbice para que el
sentido común rija determinadas acciones encaminadas al respeto y a la
flexibilidad, en vez de buscar enfrentamientos entre ciudadanos de la misma
ciudad que están obligados a gobernar. Y esto último es lo que deben hacer, sin
polémicas estériles por un quítame allá esas pajas, aunque sus decisiones no
gusten a todos.
Bueno,
hala, que yo me voy a gobernar mi casa, que tengo más que sobra. Eso sí, con la
sonrisa no se juega, siempre a punto.
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