Ahora
toca el 12 de octubre. Todos a una o a otra, a favor o en contra, qué más da.
La celebración del Día de la Hispanidad, o lo que es lo mismo, el Día del Descubrimiento
de América por Cristóbal Colón, lo han convertido en un rifirrafe entre
políticos más populistas que otra cosa y los defensores de la sagrada orden de
la tradición. Pero que quede claro que lo del Descubrimiento de América fue una
trola de tantas como se escribieron durante los siglos venideros por quienes se
creían en poder de la verdad absoluta y escribieron la historia. Pero el tiempo
pone las cosas en su sitio: todos sabemos ahora, en este siglo XXI, que a
América, siglos antes, ya habían llegado europeos del norte, esos que ahora
conocemos como vikingos, o incluso antes pudieron haberlo hecho otras culturas
mediterráneas o asiáticas. O sea, que Colón apareció por aquellos lares por
primera vez a ojos de determinados países, desconocedores de los logros de
otras más precoces, pero no le podemos vestir el maillot amarillo de haber sido
el primero.
También
es verdad que la relación Iglesia-Estado, que tan de moda estuvo durante
aquellos siglos, y que hoy en España aún dura guste o no, llevó a un genocidio
entre los indígenas espantoso. Pero que no se rasgue nadie las vestiduras,
porque otros países (aunque eso no es una disculpa que valga) han hecho lo
mismo a lo largo de la Historia conocida. Todas las conquistas y colonizaciones
de territorios acarrearon como consecuencia la matanza de indígenas, de
nativos, que se enfrentaban, con razón, a unos verdugos que lo único que
buscaban eran materias primas con las que enriquecerse. ¿O acaso hoy no sigue
siendo igual? Que pregunten en muchas de las naciones de Asia o África a ver
cuántas guerras hay simplemente por el ansia y la codicia de unos pocos,
normalmente escondidos fuera de esas fronteras y apoyados en la mayoría de las
ocasiones por políticos de esos llamados occidentales corruptos y donde la premisa fundamental
de su gobierno es el dinero, la riqueza a espuertas a cuenta de los más
débiles.
En
los siglos XVI, XVII, XVIII, etc. los mandamases políticos occidentales
(España, Francia, Inglaterra, Holanda,…) actuaron todos de la misma manera. La
sociedad se basaba en la diferencia de clases: unos libres y otros esclavos o
esclavizados por el modo de vivir a que los obligaban. Y la religión, eso sí, a
rajatabla, y el que no cumplía, Inquisición que te crio (que no solo la hubo en
España, eh).
Si
fuésemos justos, el 12 de Octubre deberíamos de llamarlo algo así como la
llegada de Cristóbal Colón a las Indias Occidentales, o a América si se quiere,
por eso de no perder comba con los relatos que
nos han visto crecer. No obstante, hacer de esta fecha, por el hecho de que se
celebre la Fiesta Nacional en España, un motivo de enfrentamiento entre
nuestros políticos, me parece una verdadera payasada y demuestra solamente la
incapacidad intelectual que tienen haciéndose eco de hechos que, más o menos
juzgados históricamente, no son más que historia de un pasado más o menos
vergonzante, pero que en la actualidad también ha dejado un poso de orgullo y
nobleza debido sobre a todo a unas relaciones básicas entre ambos lados del
charco atlántico que, aun no siendo en modo alguno perfectas, deberíamos de reforzar para bien,
no para enfrentamientos con niñatos, ni como niñatos. ¿Qué no gusta esa fecha para Fiesta Nacional?
Pues que se sienten y la cambien, pero que se dejen de perogrulladas a cuenta
de ella. A fin de cuentas todos los países del mundo tienen la suya. Y por mí como si deciden hacerla el 29 de febrero.
Yo, la mía, la celebro cada vez que me levanto por la mañana y recuerdo la sonrisa de mi nieta, qué quieren que les diga Pásenlo bien y celébrenla cuando les venga en gana, pero siempre con la sonrisa a flor de piel.
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