Va a haber elecciones, pero será difícil
que sus resultados, sean los que sean, alteren la situación por la que está
pasando la sociedad catalana. La fractura entre sus ciudadanos va más allá de
que ganen unos u otros. Y este es el resultado, guste o no, de la política
realizada desde hace tiempo tanto por los representantes del Govern de la Comunidad
(lo siento, pero no la veo- aún- como República) como de los distintos Gobiernos
de la nación.
No obstante, y en esta tesitura en que nos metieron
ahora a marchas forzadas los políticos soberanistas catalanes, se está
intentando salir del embrollo por parte del Gobierno central a través de un
artículo de la Constitución que se aplica como a cada uno Dios le dé a
entender, ya que, si lo leemos, no dice nada y queda al albur de la
interpretación que se haga de sus palabras. Y así surgen una elecciones que,
dicen, van a ser la solución, la panacea para resolver el problema. Pero yo me
pregunto: ¿Y si vuelven a ganar y sumar mayoría las fuerzas que defienden la
República catalana? Es de sentido común que seguirán en sus trece y al día
siguiente la instaurarán nuevamente, no se entendería otra respuesta por su
parte. Y entonces, ¿qué? ¿Volveríamos al artículo 155 bis?
No sé lo que estarán pensando nuestros políticos
en Madrid, los que propugnan la no separación de Cataluña de España, pero el
problema puede ser gordo. O más bien, ya lo es. Porque, aunque los resultados
fuesen otros, la oposición entonces en las calles podría ser abrumadora y la
comunidad ingobernable por las buenas. A nadie se le ocurre que tendría que
gobernarse por las malas, incluso echando a la calle a las fuerzas de orden
público y, si me apuran, al ejército.
A
la vista de la situación, las respuestas se me antojan difíciles.
Alguna se me ocurre, aunque pueda estar ya
más que trillada desde hace semanas, pero no será este infeliz quien las ha de
tomar. Y más aún porque podría equivocarme, como casi siempre.
O sea, que más temprano que tarde, mucho me
extrañaría que la República catalana no estuviese al caer. Otra vez. O sea, que
a ver si me equivoco de nuevo.
Mantengan la sonrisa y no se
quemen con tanto process.
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