miércoles, 24 de julio de 2019

¿INTERÉS POR ESPAÑA? NINGUNO.


Son mucho más grandes los egos que el interés de los españoles. Lo que acabamos de ver estos dos días pasados en el Congreso es la prueba palpable de ello.
Ni unos ni otros dan su brazo a torcer un poquito nada más con tal de confrontar con el partido contrario. Son incapaces de llegar a acuerdos. Sólo cooperan cuando consiguen prebendas a nivel particular. Ni a los vascos, que siempre logran, a la chita callando, aumentar a cambio de sus votos  las diferencias económicas con el resto de Comunidades y les importa por tanto muy poco el resto de España; ni a los partidos catalanistas (léase Junqueras y Puigdemont con sus adláteres, éstos porque ya sabemos dónde se han mangado, en la tozudez más absoluta con sus ansias anticonstitucionales), que sólo miran por su futuro en un para ellos predecible país de jauja; ahí tenemos al Partido Regionalista de Cantabria, con sus pretensiones siempre reclamadas del AVE desde Palencia, entre otras cosas, con Revilla a la cabeza, el político tal vez más populista conocido en España, capaz de cambiar una lata de anchoas por una autopista o un puesto para su partido en el Congreso; o Coalición Canaria, despechada al haber sido despedida del gobierno en su comunidad precisamente por la coalición de otras formaciones; y Compromís, que deja claro que la balanza fiscal de su Comunidad no se ajusta de ningún modo y quiere más, aunque se olvida del derroche que se hizo de malas maneras por los políticos elegidos durante las décadas pasadas, mientras que otras regiones, que si ajustaron más, hoy no tienen ni Ciudad de las Ciencias, ni Parque de Atracciones, ni circuito urbano, ni visitas del Papa, ni nada de nada: que pidan cuentas y los dineros a quienes los llevaron a ese modelo económico fracasado; ni Vox, que sigue a lo suyo, intentando volver al siglo pasado o al anterior; o PP, para quien España es lo primero, pero queda en segundo plano si sus intereses partidistas se tornan menores en las urnas, más aún con un Casado que no acaba de casar del todo en este mundillo; y Cs que, cada día más, sigue sin saber si sube o si baja, y se conforma con negar la mayor, que ha pactado con Vox, aunque gobierne claramente con él, y ha visto cómo huyen personalidades de su partido asustados por la deriva de un Rivera iluminado; en Unidas Podemos no se sabe todavía si están Unidas o Unidos y cada confluencia tira para su casa y baila al son que mejor le vaya: así que lo que tratan por todos los medios, dicen, es dotar al futuro gobierno de un tinte progresista, que no sé qué coño querrán decir con eso, porque intentan llevar a cabo cosas que todos sabemos que, por alcance económico, son inviables, además de tejer su trama con el fin de colocar en puestos punteros a algunos y algunas de los suyos y de las suyas, sobre todo a quienes tienen que pagar un chalet que costó un riñón; y dejé para el final al PSOE, o mejor dicho, a Sánchez, el de no es no, que ahora recoge de su propia cosecha cuando le contestan desde el PP ¿qué parte de no es no es la que no entiende ?, y es que, encastillado a la vista de los resultados que obtuvo desde su regreso a la política, se cree el ente salvador de la Patria al que nadie le dice qué tiene que hacer y todos han de plegarse a su creencia de absoluta sabiduría, provocada inequívocamente por una mente endiosada incapaz de ver el bosque de madera que aflora a sus ojos, mientras se decanta por la intransigencia ante el palillo en el ojo ajeno.
Y mientras, henos aquí, en esta España nuestra, sin Gobierno desde hace meses por la ineptitud de todos estos políticos que no entienden lo que es un pacto por España, en vez de un pacto por el sillón; los españoles seguimos entendiendo la palabra democracia, su significado, pero para ellos es sinónimo de poltronacracia y se olvidan de que los que los votamos nos estamos hartando de tanto inútil.

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