Ya hay resultados de las elecciones
generales. Conclusión: todo igual o peor. ¿Y ahora qué?
Aparte de que Abascal se frota las manos por su
aumento en votos, el resto bien podrían echárselas a la cabeza y hacer un acto
de contrición. Sánchez no logró lo que había planeado; Casado, a pesar de su
aumento en diputados, tampoco; Rivera se fue al carajo; Iglesias se dejó unos
cuantos escaños por el camino; Errejón no midió las consecuencias de su entrada
en política nacional; y los nacionalistas, esos sí, lograron lo que buscaban y
algo más. O sea, que ya veremos si hay alguna posibilidad de gobernar o nos
mandan a examinarnos otra vez dentro de no mucho tiempo.
A este paso, no sé cuántas convocatorias
nos estarán permitidas. El caso es que, al paso que llevamos, van acabar por
tener que decirnos que dejemos de pensar e informarnos a cada uno de los votantes qué papeleta debemos introducir
en las urnas en cada momento para ver si de una vez se logra enderezar este
follón.
Claro que hay otra solución, que todos los
votos valgan igual: que en unas
elecciones generales España fuese una única circunscripción, se contasen todos
los votos y se repartieran proporcionalmente entre los partidos presentados en
función de sus resultados a nivel nacional. Porque lo que sucede actualmente no
deja de ser un cómputo y resultado electoral propio de un país bananero con una
falsa democracia para engañar a los tontos. ¿Será tan difícil hacerlo bien?
No hay comentarios:
Publicar un comentario