Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas….
Bonito refrán. Con más sentido y aplicabilidad
en estos momentos que la sexta ola de covid se extiende por Europa. En Asturias
y resto de España también, no vayamos a perder las cifras de vista. Por más que
nuestros políticos y expertos nos cuenten chaladuras y explicaciones para todos
los gustos referentes a minimizar las consecuencias de lo que está sucediendo.
El número de casos en España ha crecido desde hace un mes a todo trapo. En
algunas Comunidades de forma altamente preocupante. Y mientras se hace hincapié
en el gran número de contagiados en Austria, Eslovenia, Gran Bretaña, Alemania,
etc., aquí en nuestro país, como aún no hemos alcanzado tales cifras, nos
empeñamos en negar la mayor. Nadie toma medidas para prevenir lo que podría
significar otra gran oleada. Vale, es verdad que debido al alto número de
vacunas ya inoculadas, las consecuencias serán menos graves que las de hace
seis meses o un año (o eso nos quieren hacer creer y yo lo prefiero), pero,
coime, no esperemos a que las cifras sean tan altas como para tener que amputar
cuando se puede de momento poner una venda. Pues no, nuestros políticos siempre
por detrás del problema, en vez de afrontarlo y combatirlo previniendo males
mayores.
Si hacemos caso a lo que nos refieren las
autoridades, el tanto por ciento de gente que está padeciendo esta última ola
corresponde a personal no vacunado. Pues, hala, que sigan los impresentables
haciendo gala de su chulería y dejadlos que se curen con los polvos de la madre
Celestina. Pero no. Hace unos meses, escribía aquí que a toda esa gente
irresponsable, si se contagiaban de covid, lo que deberían hacer los distintos Servicios
de Salud españoles para curarlos, era cobrarles la estancia o la medicación
necesaria y que precisasen en este momento para ello. ¿Por chulos? No. Por
gilipollas. Y además tomar medidas drásticas contra todos aquellos que aún
siguen sin vacunar privándoles de diferentes derechos (a los que ellos mismos
renuncian en el mismo instante en que por capricho ponen en riesgo a los demás)
porque chocan frontalmente con los legítimos derechos de la mayoría de los
españoles responsables ya vacunados. ¿O es que sólo tienen derechos los que
hacen lo que les sale de las narices sin pensar en nadie más?
De los políticos no podemos esperar nada. Ya viste la coherencia que demostraron en la renovación de cargos judiciales.
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