Tenemos actualmente dieciocho unidades de trasplantes cardiacos repartidos por la geografía española,
lo que nos coloca a la cabeza mundial, o casi, de este sistema. Un orgullo
serlo en algo así, para paliar de alguna forma el serlo también en corrupción política.
Pero claro, eso no interesa. Hay que recortar aunque sea jugando con la vida de
las personas. Y va la ONT- Organización nacional de trasplantes- y deja caer en
uno de sus estudios que en España sobran varias de estas unidades, las que no
realicen más de quince intervenciones anuales. No obstante, para no cogerse los
dedos, le endosa la responsabilidad de un posible cierre a las autonomías.
Es claramente efectivo comprobar que, siempre que
necesitan justificar algo que les interesa, comparan los datos con otros países.
Y así resulta que estamos muy por encima de los estados que nos rodean, y más. Pues
bien, a nuestra ministra de Sanidad, la de Madrid, y sus adláteres no les
importa. Hay que meter tijera, aunque sea animando a las comunidades Autónomas
a hacerlo. No sé por qué no les interesa que los ciudadanos dispongamos de un
servicio, independientemente de que las intervenciones sean cinco, diez, quince
o mil, que pueda salvar la vida de un paciente disponiendo de esas unidades
cuanto más cerca mejor. Entiendo que ellos, quienes juzgan esto tan a la
ligera, tengan a su disposición clínicas privadas a las que acudir en un pispás
debido a su alto poder económico, pero han de comprender que la mayoría de los
españoles no viven como ellos. Lo malo ya no es que lo comprendan así, lo peor
es que, aun sabiéndolo, quieren destruir nuestra sanidad pública para engordar
los beneficios de la privada. Y les da igual ser ellos o las comunidades
quienes recorten servicios, camas, médicos, ATS, etc. con tal de lograr su
objetivo.
Mejor harían comparando muchas otras cosas en las que
estamos por abajo con estados que nos rodean, del tipo de Francia, Alemania,
Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Holanda, etc., para después hacer todo lo
posible por igualarnos a ellos primero, e incluso para superarlos luego.
Solo contrastan logros o fracasos para fastidiarnos, nunca
para hacernos la vida más llevadera. ¡Qué desgracia tenemos con esta gente,
narices!
Bueno, aunque nos cabree, hagan como yo y no
pierdan la sonrisa en ningún momento. Pásenlo lo mejor que puedan y sean
felices.
A propósito de lo que explicas me viene la mente un pensamiento de El Perich (desgraciadamente ya fallecido en el año 1995). Decía "No solo es mas fácil que un pobre entre en el cielo, sino que también tiene muchas posibilidades de hacerlo antes"
ResponderEliminarTenía razón el Périch. A los pobres no es que les quede a este paso solamente morirse, sino que por desgracia se dan los pasos necesarios para matarlos antes.
ResponderEliminar