Pues
no fui capaz de acabar con la mencionada margarita a la que ayer le crecían los
pétalos más rápido que a determinados partidos la corrupción. Al final, decidí
quedarme con el SÍ, pero no por nada sino porque fue el último arrancado antes
de cansarme de tanta contradicción SÍ-NO, y me pasé la noche dándole vueltas a los programas y
promesas de las distintas agrupaciones políticas que hoy se me ofertan. Encima
de la mesa, cubierta por papeles y papeles de todos los colores y siglas, me
quedé absorto incapaz de descifrar la congruencia entre promesas y presupuestos
para ello. “No es posible que se lancen a la piscina ofreciendo y
comprometiéndose incluso con determinadas acciones, si antes no comprueban que
está llena de agua”- me decía cada vez que leía uno de los panfletos.- “Aunque,
quién sabe, con tal de llegar al poder, para ellos, todo vale. Ya encontrarán
luego disculpas, aunque sean increíbles.”
Y
por fin, harto de tanta fabulación, determiné confiar mi decisión al dulce
sueño, ese que te saca en ocasiones de apuros porque no está contaminado por lo
que te rodea. Pero, al levantarme casi al amanecer, me encontré con que, aunque
algo me había dicho la conciencia durante mi fase REM del sueño, resulta que
ahora no me acordaba de nada, se había evaporado de tal manera que, por más que
le di vueltas y más vueltas, no pude recordar qué había decidido hacer hoy, en
quién depositar mi confianza.
Por
lo tanto, tiré por la calle de en medio:hacer lo de siempre, lo de un domingo cualquiera. Y ante la duda,
mejor callarse, que en boca cerrada no entran moscas. Cuando llegue la tarde si,
por obra y gracia de algún espíritu condescendiente, se me enciende la bombilla
y se me aparece algún ángel que me ilumine las ideas, entonces decidiré. Pero
que sea antes de las ocho, que luego cierran los colegios.
Un
saludo y disfruten de este día primaveral. Ya saben, no olviden echar unas
risas de vez en cuando.
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