jueves, 22 de marzo de 2018

ASÍ SE PIERDE LA CONFIANZA


Cristina Cifuentes tiene un máster, oé, oé, oé. Pues vale.

¿Que no es verdad, que hubo enchufes, que hubo cambios de notas, que se le regaló? Ah, y a ella qué le importa. Da sus explicaciones, tarde, mal y nunca, y aquí paz y después gloria. ¡Menuda es ella!

¿Qué la las explicaciones de algunos profesores de la Universidad no son claras? Y a esta Institución que más le da. La universidad es algo abstracto, hombre,ni sufre ni padece, un nombre que se le da a un edificio o conjunto de edificios destinado a las cátedras y oficinas de una institución de enseñanza superior que comprende diversas facultades, y que confiere los grados académicos correspondienmtes  (datos tomados de la RAE). No obstante, a ver ahora cómo quedan además todos los profesores y demás miembros trabajadores de esa Institución (no sólo los que cambiaron o corrigieron la nota, los que firman determinados documentos o aclaran y defienden esos hechos que afectan a la Presidenta madrileña).

 Si el modus operandi es el que se desprende de las palabras pronunciadas ayer por el rectosry dos profesores más, ¿quién se va a fiar ahora del buen funcionamiento que debería primar en un centro de formación semejante? De verdad, la Universidad Rey Juan Carlos hoy ha quedado al nivel del subsuelo de una montaña de estiércol. Y la mayor desgracia de todas, es que estamos hablando de una Universidad Pública, pagada con nuestros impuestos y, por desgracia, con profesores nombrados a través de un sistema educativo reinante hoy en España que apesta.

Y no es el primer caso en esta Universidad, en la que han sucedido algunos otros asuntos que hieden; un lugar donde, a tenor de lo leido estas últimas horas, los nombramientos de algunos profesores han sido elegidos, si no a dedo, tal vez debido a unas presuntas y sospechosas influencias de determinados políticos, o bien dados de forma totalmente endogámica, hecho este último que se repite en otras universidades españolas, y al mismo tiempo una institución que se ha convertido según parece en cuna de cargos oficiales en distintos puestos de gobierno de nuestro país.

Algo se está haciendo muy mal cuando las cosas están como están; así nadie va a confiar en la Universidad Pública, y menos aún en esta. Lo peor: que nadie esté por la labor de cambiar la situación. ¿Por qué será?

 

Sigan ustedes bien, no pierdan la sonrisa por estas “simplezas” y disfruten de la semana.

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