¿Pero qué están haciendo con la tele y los
programas de información?
Hoy, como ayer y anteayer y demás, he
encendido la televisión a media mañana y me he encontrado un programa de esos que duran toda la santa mañana.
Es como un episodio más, en versión audiovisual, de aquel periódico tan famoso
en los años sesenta y setenta, El Caso. Y más o menos lo mismo con otros
programas matinales y telediarios de cualquier cadena. ¿A dónde vamos a llegar?
De verdad que me ha dado asco. Ver
destripadas las vidas de unas víctimas o de sus presuntos asesinos en bien ¿de
la información? ¡Qué va! Estoy seguro que millones de personas deben estar
viendo estas cosas y me pregunto qué tienen en la cabeza para disfrutar con
estos horrores. Llevan con el pobre Gabriel, dándole vueltas a su caso, desde
hace semanas y, aún hoy, no le dejan descansar en paz, ¡pobre pescaíto! Y si no, conexiones con más muertes o desaparecidos por la geografía española, entrevistas a cualquiera que pase cerca del micrófono e investigaciones como si fuesen los pobladores del plató los auténticos inspectores encargados del delito.
Hay, quiero suponer por su contenido,
verdaderos masoquistas gozando con la elaboración de programas de esta índole.
No es dar noticias nuevas, no, es reiterar y machacar a los televidentes con
los mismos datos que todos conocen de programas anteriores. Debería caerles la
cara de vergüenza. Tienen poca profesionalidad o, quién sabe, les obligan a
actuar así y no tienen lo que hay que tener para oponerse. A lo mejor es que
son tan inútiles que, si los sacan de este tema, no saben buscar otros de
interés.
He apagado la televisión. Estoy hasta los mismísimos
de permanentes revisables con manifestaciones ad hoc, venganzas, crímenes,
psicópatas, padres enfrentados, políticos aprovechados, etc.; hasta las narices
de presentadores y periodistas con cara mustia y acongojada ya no solo por la
tragedia, sino como si se les hubiera muerto alguien más que cercano, porque es
lo que suponen quiere la audiencia; hasta el forro de personas que se echan a
la calle a protestar, pero son incapaces de denunciar delitos que acaecen
delante de sus narices aunque, una vez cometidos, siempre se disculpan y relatan
ante los medios de comunicación que creían que…, que pensaban que…, que era tan
bueno/a, tan responsable, que cómo iban a pensar que…; hasta el gorro de
analistas y detectives de pacotilla televisivos que se creen Sherlock Holmes; hasta
la coronilla me tienen esos millones de personas adocenadas que se divierten viendo estos
programas y que en realidad son los verdaderos culpables de su existencia en la
parrilla de las teles; en fin, harto de que en algunas cadenas de televisión
siempre tengan a los mismos invitados, independientemente del tema que se trate,
como si estuviesen dotados de una sapiencia omnímoda.
Lo siento, pero es que soy incapaz de soportar tanto teatro, me da asco.
Lo siento, pero es que soy incapaz de soportar tanto teatro, me da asco.
Seguiría, pero no es cuestión
de hacer esto interminable. Así que…
…disfruten del fin de semana
sin perder la sonrisa.
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