A la llegada de los migrantes procedentes
del Mediterráneo en un barco con nombre de refresco gaseoso, fueron recibidos
con todos los honores y declaraciones institucionales interesadas por las
autoridades, grupos de personas exaltados, representantes de ONGs, cámaras de
tv, periodistas de todas clases habidas y por haber, gritos de ánimo
atronadores, etc. Fin a una misión en la cual se produjeron una serie de
circunstanciales a nivel internacional que dejaron con el culo al aire a
determinados países y a la UE con sus políticas de acogida, al tiempo que le
sirvió a España para apuntarse un tanto en el tema de la migración. Supongo que
los rescatados pedirán todos, o casi, asilo político en base a las condiciones
bélicas por las que atraviesan sus correspondientes estados, uno de ellos
Libia, donde la tan cacareada primavera árabe había triunfado y Gadafi había
sido ejecutado, para encontrarnos ahora con esto. Como en Egipto, donde la
dictadura militar continúa su rumbo.
No obstante, aquí en España tiene mucha más
importancia, o al menos se le da, a este desembarco en medio de todo tipo de
condiciones posibles humanitarias, tanto durante la travesía como al atracar,
que a esos cerca de millar y medio que han llegado en patera a las costas del
sur de nuestro país durante el último fin de semana. A estos últimos, los
telediarios y las radios o la prensa apenas les han dedicado unos segundos y tampoco
hubo recibimientos majestuosos por parte de políticos para hinchar el pecho y
salir en la foto, ni las condiciones de acogida me temo serán las mismas. ¿Habrá
también la posibilidad de asilo político para estos? ¿O se regularizará su
estancia en cuarenta y cinco días, tendrán tarjeta sanitaria, los acogerán en
otras comunidades, qué pasará con ellos? A saber, espero que alguien nos lo cuente y que la discriminación no exista, ya que...: La hipocresía es infinita en
esta sociedad en la que vivimos, y la de determinadas personas también, porque
la aprovechan para sus propios fines vistiéndola de solidaridad. Me dan pena,
al par que asco.
No obstante, bienvenidos seáis migrantes,
los del Aquarius y los de las pateras, que la vida os sea propicia.
No se olviden de la sonrisa,
aunque esas circunstancias duelan tanto, que la sonrisa siempre es una forma de
que esta gente esboce también una pequeña, aunque sea a regañadientes ante su
futuro incierto.
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