lunes, 20 de mayo de 2019

ZAFIEDAD Y GROSERÍA EN CAMPAÑA


Más de un mes con campañas electorales ininterrumpidas. Primero, fueron las elecciones generales, ahora estas otras, parciales: municipales, autonómicas en algunas Comunidades, no todas, y europeas.
Pues bien, a lo largo de todas estas semanas, lo único que hemos oído, visto y leído en los medios de comunicación o en mítines para los propios del partido, puesto que los que no comulgan con esas ideas no asisten, es una serie in crescendo, zafia y grosera, de insultos, descalificaciones, vituperios, inexactitudes, disparates y tergiversaciones, cuando no mofa y calumnias de unos políticos hacia otros. Aparte, son capaces de prometer, con tal de tocar poder, el oro y el moro que, al final, se torna en un darnos gato por liebre, como lo demuestran los programas electorales que nos meten por los sentidos comparándolos con los resultados una vez pasados cuatro años en el gobierno de una administración.
Luego, y esto es lo más repugnante, resulta que a todos se les hincha el buche cuando hablan de que la educación ha de ser uno de los pilares fundamentales en los que se ha de basar la convivencia en nuestro país.
Y yo me pregunto si ellos tendrán unos minutos al día para escucharse en esos actos en los que intervienen. Porque lo dudo. Y si me equivocase y lo hiciesen, entonces tienen más cara que espalda, son unos jetas y unos caraduras, de ahí que calificarlos de hipócritas, comediantes o falsarios no pueda ser entonces considerado nunca un oprobio para ellos, así es como se ganan la vida. Desde que se  meten en ese juego, o aprenden y ya saben que su proceder ha de ser así si quieren medrar y llegar a algún sitio, o pueden quedarse en casa a las primeras de cambio. La verdad, la sinceridad, la cordialidad, la naturalidad, el diálogo, el respeto, la cortesía y la tolerancia, entre otros, no tienen cabida, son conceptos prohibidos entre contrincantes, excepto cuando farisaicamente los entierran.
Y si no, compruébenlo ustedes mismos, que a fin de cuentas somos quienes se lo consentimos.

Un saludo y una sonrisa, que nunca se pierda.


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