Ya estamos confinados en nuestros
domicilios, o casi.
El covid19 sigue adelante, en unas
comunidades más que en otras, pero sin parar. Algún día terminará y nos
acostumbraremos a vivir con él, como una enfermedad más, digo yo. De momento, la
situación están intentando controlarla, aunque, como muchísima gente, pienso
yo, tarde. Tal vez en el gobierno se creían que éramos semidioses los españoles
y solamente caerían infectados unos pocos. Pero no. España estuvo abierta a
toda la gente viniese de donde viniese y aún hoy siguen nuestras fronteras abiertas; a que residentes en comunidades con un alto índice de infección se desplazasen por España para llevar la enfermedad con ellos a otros lugares; a que todo fuese casi jauja y cosa de cuatro días porque, nos decían, era una especie de gripe. En España se permitieron
hasta hace unos días todo tipo de manifestaciones, y así nos va. No pasaba
nada, teníamos un sistema sanitario que nos protegería de cualquier mal. Pero,
ay, que no, que no era para tanto, que nuestro sistema de salud, desde hace
años, adolece de falta de personal y de material. La crisis lo machacó y los
años siguientes lo dejaron como estaba sin invertir lo necesario. Es más, nos lo venden como ejemplar, cuando en realidad las listas de espera son interminables y, que conste, el fallo no está en los profesionales, no, sino en la falta de ellos. Incluso, cuando Amancio Ortega donó
material de diagnóstico, por ejemplo, aparecieron algunos iluminados políticos que
rebatieron tal decisión, pero sin poner remedio a lo que faltaba a la Sanidad Pública.
Hoy, el covid19 sigue y en algunas comunidades necesitan personal sanitario y
materiales imprescindibles para la curación de los enfermos.
Por fin, a buenas
horas mangas verdes, se empiezan a tomar decisiones, algunas duras para la ciudadanía, pero necesarias. Más
vale tarde que nunca, o eso esperamos todos.
Hay una cosa que me choca, y supongo que se
podría hacer si no se está haciendo ya, y es que me gustaría que a cada
paciente infectado se le preguntara dónde cree que contrajo el virus: en una manifestación,
en una concentración de jubilados, en la calle, en el trabajo, en un cine o un concierto,
qué sé yo. Aquí en España, donde tanto nos gustan las estadísticas, sobre todo
cuando se hacen encuestas electorales, tal vez podría hacerse algo así. Dios
nos librase, y al Gobierno más, si resultase que el alto número de contagiados/as
en Madrid, o en Cataluña, o País Vasco, o
Asturias, o donde sea, estuvieron presentes en esas manifestaciones y
concentraciones que se permitieron cuando desde los poderes públicos aún creían
que los españoles/as éramos semidioses/as incapaces de coger una enfermedad
meramente humana. Desde el Olimpo, donde viven muchos de esos mandamases, los
dioses y diosas, no se nota y no pensaban que se iba a infectar nadie. Hasta que alguno cayó. Entonces
sí, aparecen las medidas y se defiende a los ciudadanos: salir de casa, solo a
por alimentos, a por combustible, bancos, etc… y para ir a la peluquería o pasear las mascotas(jijí, anda tú que se han lucido con estas).
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