jueves, 8 de enero de 2009

FELIZ AÑO

De verdad que quien te desea "feliz año" siempre se supone que lo hace de corazón y porque siente cierto aprecio hacia ti. Es lo normal y lo más habitual.
Pero también es verdad que en ocasiones se dice esta expresión de una manera tan mecánica que no sabes ni siquiera quien la recibe o si tal vez te oyeron. Por decir algo tan tópico en estas fechas que no nos dé mucho dolor de cabeza.
Otras veces, a pesar de saber que quien te lo está diciendo, en su interior, está deseando que sea el peor de tu vida, y te lo dice con cara risueña como si fuera un verdadero ángel descendido del cielo expresamente para deseártelo, y no uno echado de él a patadas por alguno de esos santos que, dicen, pueblan el firmamento religioso cristiano.
No obstante, sea cual sea la razón y el misterio que entraña tal saludo o despedida, a mí siempre me produce en mi mente el nacimiento de una vocecita que me susurra:¡Hala, tira "p' alante", que libras.Que aún te quedan 365 días para que disfrutes de trabajo, de esfuerzos, de penalidades, de alegrías, de sufrimientos, de preocupaciones, de risas, de aburrimiento, de acuerdos y desacuerdos, de cabreos, de abrazos y besos, de discusiones con y sin sentido,de falta de tiempo para..., de mil libros que leer, de cientos de folios garabateados en la papelera, de charlas con los amigos, de miradas y sentimientos, de tener a mi lado a un ser querido,de ... , hasta que vuelvas a sentir otra vez " feliz año"!".
Y entonces duermo como un lirón, porque sé que el nuevo no va a ser peor que el anterior.
Así que...¡Feliz año a ¿todos?!

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