miércoles, 26 de noviembre de 2014

PATRIMONIO PÚBLICO


De Lorenzo, nuestro delegado de gobierno en Asturies, dice en LNE que él no tiene que hacer público su patrimonio, que ya declara a Hacienda y a la Administración Pública y estas son conocedoras de todo, y punto. En otros tiempos, tal vez este hecho fuese normal y aquí no habría pasado nada, pero…
En estos tiempos que corren, esas declaraciones pueden dar origen a cualquier tipo de rumores más o menos bien o mal intencionados. A mí me parece bien que todo lo haya declarado a la Administración correspondiente y que cumpla con su deber ciudadano. No obstante, uno, en su ignorancia, no deja de pensar en tantos y tantos casos de políticos que nos rodean y que también habían cumplido con sus obligaciones hasta que se les vio el plumero. No sé a cuento de qué viene el hecho de que no se sepa por parte de todos los ciudadanos, tanto su patrimonio como el de todos cuantos se dedican a la cosa pública (esa “res publica” que en el caso español es monárquica por obra y gracia no sé si de Dios, de los ángeles o de los santos varones que nos precedieron, pero que va para largo si alguien o algo no lo cambia. Y que conste que a mí me la refanfinfla).
No es que nadie quiera apostar por la comisión de actos contra la legalidad, pero últimamente nuestra visión de hechos como los de la Consejera socialista Esther Díaz, el forista Martínez, Bustillo, condenado por una ilegalidad pero que sigue ocupando un alto cargo en el PP asturiano, Reinares, el inamovible pese a quien pese, etc., hacen pensar que, delinquiendo o sin falta de delinquir, éticamente no se puede ocupar un cargo público. Por eso, lo mejor es dejar las cosas claras a todo el mundo y, si hay que declarar todo lo que se tiene para que no haya dudas sobre uno y que lo conozcan todos (que somos quienes lo pagamos), pues se hace, y aquí paz y después gloria. ¿Tan difícil puede llegar a ser hacer las cosas correctamente?
Estoy seguro que los ciudadanos lo agradecerían, ustedes quedarían más tranquilos, si no hay nada que esconder, y la clase política se parecería cada vez más a la que los españoles nos merecemos.

Pasen un gran día y no dejen la sonrisa debajo de la cama, que en cualquier momento la necesitaremos para alegrarnos el día.

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