A Jaume Matas le han concedido el tercer grado y se puede
pasear por la calle tan tranquilo, como si no se hubiese comido uno, dos y tres
roscos del dinero público que debía de haber gestionado con otros fines. Luego,
en determinados círculos políticos, nos quieren hacer ver por activa y por
pasiva que la justicia de este país va bien. Seguramente, ajustándose a la ley,
el caso de este ex ministro, ex presidente y demás sea perfectamente legal. No
obstante, queda el amargor a la gente de a pie de saber que, aún pendiente de
nuevos juicios, pueda codearse con los mismos corruptos y corruptores que le
harán un sitio enseguida en cualquiera de las grandes multinacionales de
nuestro país que sirven para que los políticos se atrincheren con nuevos y
suculentos sueldos; eso sí, sueldos derivados de aquellas y estas ganancias
monstruosas que ellos ayudaron y ayudan a conseguir a quienes ahora son sus
patronos.
Y mientras, las leyes seguirán estando hechas para uso y
disfrute de la misma clase política y social que son la lacra de este país.
Pasen buen día y
sonrían un poco, por favor.
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