Y Ana Mato dimitió. Bueno, más bien la hicieron dimitir. Ella, no obstante, se presenta como la salvadora del actual
gobierno, ya que se va porque no quiere que el PP, Rajoy y sus ministros se sientan
mal ante el actual estado de las cosas en las que se halla sumergida por su
mala vista. Desde que se exculpó por no haber visto ni el cochazo de su marido
en el garaje de su casa, ha debido poner gafas de aumento y haber corregido su miopía
yendo al oculista- en forma de juez Ruz- que la ha curado y la ha obligado a
fijarse más en las cosas. O sea que también habrá visto los payasos, los viajes
por dentro de España y por fuera, los cumpleaños, los globos de colores, las
piñatas, etc., etc. De lo que no se ha enterado aún es de lo que es el ébola o
de las reducciones drásticas acometidas en la sanidad española, por ejemplo. Bueno,
habrá que darle un margen de confianza, no todo va a ser cuestión de un día. A
lo mejor mañana, cuando se despierte, también lo verá. Se sentirá mejor, a fin de cuentas ya no ocupará el cargo de Ministra de Sanidad y las culpas las pagarán otros. ¡Uf, qué descanso!
En serio, señor Rajoy, ¿cuánto tiempo hace que usted y sus
acólitos saben lo de esta señora o los de tantos y tantos otros en las demás
administraciones? En este gobierno, empezando por usted, sobran muchos, tantos
que ya no nos creemos nada de lo que cuentan. ¿Por qué no adelanta las
elecciones? Como usted diría, hágalo por
el bien de España y de los españoles.
Un saludo y
disfruten de un buen día, sin olvidar la sonrisa.
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