Y a Tomás Gómez lo han
defenestrado. Son increíbles las formas con que se mueve el nuevo secretario
general del PSOE, ha cambiado el talante zapateriano por el ordeno y mando, digamos que dictatorial, ante cualquier voz irritante a su alrededor. Si hacemos caso a algunas declaraciones, parece ser que en el
fondo de todo está el caso Púnica y el sobrecosto del tranvía de Parla, que
pueden estallar antes de las elecciones y echar sus ambiciones por los suelos
No estaba imputado o, como quieren llamarlo ahora, “investigado judicialmente”,
pero lo han mandado a la militancia simple de buenas a primeras, si es que no
hace como Tania Sánchez, que los mande al carajo, y se invente otra formación
para concurrir a las elecciones. No obstante, esta expulsión por la vía rápida
es algo que no se puede entender si nos atenemos a otros casos de corrupción o
de presunta corrupción que azota a este mismo partido. La hipocresía entre todos nuestros políticos es una de las asignaturas que han de aprobar antes de presentarse a algún cargo. Véase por ejemplo el
caso de los EREs andaluces, donde Pedro Sánchez se cuida muy mucho de
intervenir, no vaya a ser que Susana Díaz se levante de cascos y le atice una
coz que lo deje más que magullado. Lo de los incidentes de sobrecostes en obras
públicas ha estado, y seguirá estando, a la orden del día por la incompetencia
de nuestros políticos o, como ha quedado demostrado en muchos casos, porque
tienen bolsillos muy hondos donde coge de todo con el fin de que los
beneficiarios de las obras se llenen también sus bolsillos o las cuentas
corrientes y no corrientes aquí en España o en Suiza o Andorra, es igual.
Aunque también en el fondo
se puede atisbar que las declaraciones en su momento del ya ex secretario
socialista madrileño no han gustado mucho al Sr. Sánchez y sus acólitos en
referencia a elegir al próximo candidato a las generales. Y, claro, eso no se puede consentir.
Lo que queda claro es que
en el PSOE han empezado a salir a relucir las armas blancas y no tan blancas
con el objeto de pillar algo de poder y
seguir viviendo de p… madre. No obvian, ninguno de ellos, que las cuotas que
les van a quedar, una vez pasadas las elecciones, van a ser migajas de lo que
tuvieron en su día. Y, aunque sean migas, nadie quiere renunciar a ellas. Todo
con tal de no tener que volver a sus casas con la mirada gacha, el rostro
pálido y sus creencias en el bolso de atrás o arrojadas por la primera
alcantarilla que se topen mientras se alejan de sus poltronas, de sus puestos. Aunque frío no
pasarán, seguro que antes habrán salido bien forrados. Y, si no, conocerán
donde venden forros nuevos con los que protegerse de las nuevas inclemencias
que los van a azotar a partir de ese momento.Sigan bien todos ustedes y protéjanse que el invierno aún no terminó. Pero no olviden la sonrisa.
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