Hemos estado y estamos
asistiendo a esa función de títeres que están poniendo en nuestro Parlamento
Autonómico. Los actores, tanto los de platea, como los del palco o simplemente
los de anfiteatro se imaginaban que iban a ofrecer a los asturianos una interpretación
inolvidable, y, a fe mía, que lo están logrando. Cuando ya llevan una gran
parte de la obra puesta en escena, los que vivimos en esta comunidad no podemos
dejar de asistir estupefactos a la comedia negra que han montado en su propio
honor, que no en el nuestro. Se han sacado de la manga una Comisión de
Investigación sobre el caso Villa, a sabiendas de su inoperancia, en la que
nadie dice nada, en la que hablan de tonterías, en la que cada uno tira piedras
y esconde la mano, en la que las preguntas y las respuestas no tienen ni un ápice
de sentido común y en la que se habla de cualquier cosa menos del caso que les
ocupa. Causa inquietud que esas personas que están ahí en representación de los
asturianos tengan tal sentido de la responsabilidad y del decoro. Y causa aún más
angustia y preocupación que la mayor parte de ellos, si no todos, van a seguir
siendo diputados en las próximas elecciones autonómicas. A la vista de tales
elegibles por la ciudadanía, no quedará más remedio que detenernos un segundo
antes de meter la papeleta en la urna, cuando toque, y mirar si alguno va en
las listas de esos partidos, para rasgar el papelito y votar a otro. Porque
quienes han querido y quieren emular a Valle Inclán con este esperpento que
montaron en la Calle Fruela deberían estar lo más alejados posible de cualquier
lugar donde tomar decisiones. Y es que lo que ellos han denominado comisión de
investigación del caso Villa no ha dejado de ser un club de la comedia con
personajes tan faltos de gracia en sus chascarrillos y anécdotas que siente uno
vergüenza ajena. A no ser que lo suyo haya consistido en un revoltijo de
Mortadelo y Filemón, el Súper Agente 86 y Anacleto, agente secreto, pero con un
resultado que dan ganas de llorar.
Disfruten del día y no
pierdan la sonrisa, aunque sea leyendo un tebeo.
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