domingo, 18 de noviembre de 2018

ASÍ, DÍA TRAS DÍA


Son esas, tus sonrisas, las que me espolean,

tus ojos luminosos los que me alientan,

tus palabras con lengua de trapo las que me infunden

las ganas de vivir deliciosamente

el día a día a tu lado, cuidándote, queriéndote, mimándote,

aunque al tiempo, todas mis  neuronas,

miedos de abuelo, sobrecogiéndome irracional  

ante cualquier aflicción tuya figurada fantasiosamente

por mi mente febril, temerosa y calenturienta

Son esos, tus abrazos, los que funden mi alma,

tus besos los que acaparan todo mi amor,

tus caricias suaves en mi cara las que me conmueven

hasta no saber qué hacer sin tenerte cerca,

transformado, en un simple instante tumultuoso,

en un insignificante y traslúcido espíritu errático,

en un fantasma solitario en busca de destino.

Son tus despertares somnolientos los que me abren al día,

tus pasos titubeantes, aún quejosos por madrugar,

los que me obligan a andar,

quienes me despiertan a la vida,

porque sin tu existencia no amanece nunca,

permanezco desconcertado, deambulando de un lado a otro,

como un sonámbulo con rumbo a ningún sitio,

alelado, lagañoso y embotados los sentidos,

ausente de la realidad.

Así hora tras hora, día tras día,

así siempre, mientras la muerte respete mi caminar.


Continúen con el fin de semana y que la sonrisa siga en sus caras.

 

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