miércoles, 5 de mayo de 2021

Y ARRASÓ

 

Y arrasó. Ayuso se llevó por delante a la izquierda madrileña, dejando por el camino un par de cadáveres, de momento: Ciudadanos y Podemos, uno por desaparecido y otro por eliminación de su cabeza pensante. Al tiempo, como era de suponer, se cargará a Gabilondo que no debe ni saber dónde meterse: ¡pobre!, se veía venir. Este podrá ser una persona entrañable, educadísima, discreta, inteligentísima, etc., etc., pero sin xixa, como decimos en Asturies, sin energía ni empuje, sin brío ni desparpajo, y así no sirve para político y menos aún para liderar un partido que tenía enfrente a alguien capaz de decir las mayores sandeces y barbaridades que se le pueden ocurrir a cualquiera y ser creída por los ciudadanos votantes de esa Comunidad, mientras él era incapaz de rebatirla y entrar al trapo, porque eso es precisamente una campaña electoral, nos guste o no.

Dice poco, es un suponer, de la inteligencia y capacidad de raciocinio de los madrileños, pero son muy libres de pensar como quieran y votar a quien les dé la gana. Si lo que les contó Ayuso los convenció, pues adelante, pero… ¡válgame Dios! Sólo con saber cómo discurrió la pandemia por Madrid, cómo se desarrollaron los hechos devenidos de Filomena o escuchando la definición de “Libertad” que hace Ayuso, es para echarse a temblar. Pero, en cambio, ahí está bendecida por las urnas y los votos de cientos de miles de personas. Hace ya mucho tiempo, un destacado político nazi encargado de la propaganda (Göbbels) comentaba sobre la gran cantidad de mentiras con que bombardeaba a la población, a cual más burda y exagerada, que de tanto repetirlas acababan por ser creíbles (“Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”). Y quién sabe si Ayuso no lo leyó en algún sitio y cumplió con esa máxima (ya lo venía haciendo antes) con verdadera satisfacción, y  por la que se vio recompensada con la Presidencia de la Comunidad. No ha habido muertos en Madrid por su culpa ni de su gobierno, por su nefasta gestión durante la pandemia, sino que fue el gobierno central el que se los cargó con sus medidas; durante los días que duró la catástrofe de Filomena se dispusieron de todos los medios que había, aunque, claro, se le olvidó decir que eran mínimos porque el empleo en distintas áreas de gestión pública anda bajo mínimos (educación, sanidad, empleo público, etc) y se tardó más en solucionar los problemas que en el resto de comunidades juntas; y, aparte de otros mensajes inefables, nos coló como colofón que el verdadero significado de la palabra “libertad” es el de terraceo, toros, misa de doce y no estar obligado a cruzarse con un o una ex porque Madrid es mucho Madrid y las cosas se hacen a la madrileña, que no sé qué significa aunque se podría deducir a la vista de lo que hay. Solo le faltó rubricar con un eslogan semejante a este, muy reconocido en otros tiempos: “Madrid, una, grande y libre”.

Después de ver los resultados, mucho me temo que quien está más que en un apuro dentro del PP es Casado. Debe de estar como infinidad de españoles, algunos madrileños entre ellos: echándose las manos a la cabeza y pensando que como esto se extienda seremos el hazmerreír de Europa. Si no lo somos ya. Bueno, al menos Madrid. Aunque no presumamos nada, que Casado es Casado e igual le da por seguir los pasos de su protegida, que le salió rana, pero convertida en princesa de un día para otro. Es más, quién sabe si con ansias de reinar.

1 comentario:

  1. Extraordinario. No se puede explicar mejor. Se nota que fuiste/eres profesor.

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