Francamente, lo de
la salida bajo fianza de Bárcenas de la
prisión no debería sorprender a nadie. ¡Ya tardaba! Si cabe, sí puede ser bastante chocante
que hubiese estado tanto tiempo. Rajoy ya se lo había anunciado, que fuese
fuerte. Y lo hizo y ahora tiene recompensa, bien porque determinada gente ha realizado tareas de
zapa encaminadas a socavar los cimientos de esa justicia igual para todos; o
bien porque, después de seis intentos, los jueces por fin, cansados de tanto
recurso y de tanto chorizo como viene siendo descubierto desde hace tiempo, decidieron que ya estaba bien, que ya era hora
de que respirase el aire de su domicilio familiar; o cabe también que se lo mereciese, ¡oye, que sí! A fin de cuentas, ¿cuántos
otros, después de que el ex tesorero fuese encarcelado, cometieron delitos
iguales o peores y campan a sus anchas por ahí? Pueden leer cualquier cosa
sobre los Pujol y sus correrías, sobre los EREs y demás, etc, etc. Hay de todos y para todos.
Nos cuentan que
debe entregar 200.000 euros como fianza y que le cuesta mucho reunirlos. Bueno,
anda, que no se preocupe que mangas anchas habrá por ahí para prestárselos, seguramente
sin intereses ni nada. Y que debe presentarse tres veces a la semana en el
juzgado a dar fe de que aún anda por aquí. ¡No será porque no tenga tiempo de
sobra para darse un paseíllo así! Total, lo que se dice trabajo, no se le
conoce ninguno en este momento, por más que la sentencia aduzca que sus compromisos laborales entre
otros hacen que sea imposible su huida al exterior. Además, oye tú, que le
quitaron el pasaporte. No así el carnet, con el que te puedes mover por casi
toda Europa, pero este continente lo debe de tener tan visto que, pensarían los
jueces, para qué va a querer irse de tournée a esos lugares tan aburridos.
O sea, que Bárcenas
a la calle a la espera de que el juicio de la Gürtel comience, que lo hará
cuando a algunos prebostes les interese, y los 42 años que le piden de cárcel
se puedan quedar en nada o en otra temporada pequeñita a la sombra. Mientras, en el PP
no hay caja B, las obras de algunas sedes se pagaron con dinero legal, los
otros tesoreros en la calle, inocentes los pobres, sin decir ni pío, los secretarios generales son
unos santos, jeje, y el Presidente o Presidentes no saben nada porque ellos están
para decirnos que España va bien y que la macroeconomía florece cual margaritas
en primavera.
Olé, tú. Olé, España.
Diviértanse
y sonrían una vez más.
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