Se
cerró la Comisión del caso Villa y me quedó la sensación de que el Parlamento
Asturiano se ha reído de mí a mandíbula batiente. Verás, resulta que cuando se
destapó la fortuna del sindicalista, la” herencia de su madre”, los políticos
asturianos se echaron las manos a la cabeza en un gesto de asombro tal que a
todos nos parecía que se habían quedado pasmados ante semejante descubrimiento
y no podían esperar a crear esa Comisión para encontrar el origen de los
cuartos. Después de más de sesenta personas explicando cosas que nada tenían
que ver con lo que se trataba y hablando del sexo de los ángeles, como si estos
hubiesen sido los culpables, el informe que nos presenta el sr. Prendes acaba
en el Parlamento para ser echado atrás por los grandes partidos, es
decir, por quienes andaban metidos en el cotarro del gobierno durante aquellos años en que Villa
amasó su riqueza. No deja de ser sospechoso, inhabitual, impredecible o al menos raro, ya que en esa comisión estaban ellos y ellos eligieron al presidente, pero es que también el informe se
las traía: del dinero de Villa ni mu. Como si hubiesen hecho un estudio para explicar el dinero que se malgastó en Asturies durante los últimos veinte años y el responsable hubiese sido el Sumiciu.
En
resumen, que el dinero del que alguien se apropia, supuestamente, de manera ilegal
o al menos de forma poco clara, nunca aparece, o por lo menos no del todo,
cuando quien comete la acción está relacionado con el poder, donde por lo visto se está tan calentito que no apetece alejarse jamás de él, como viene siendo habitual desde hace muchos años en España.
Y esa es la norma
general por la que se rige este país. Independientemente de que de vez en
cuando aparezca algún “pringao”, un caballo blanco o algún notable que acaba en la
cárcel, pero sin devolver lo que robó, con lo cual, a su salida, que nunca es
muy lejana en el tiempo, sigue forrado a cuenta nuestra. Y para ejemplos…,
busquen en los medios de comunicación. Encontrarán casos cada cierto tiempo a
montones, y si ustedes suman los importes de los robos de los que se les
acusaba ante la justicia, verán a cuánto tocaríamos cada español y con lo que
se han forrado por cuatro días de cárcel en una celda-suite a todo confort.
Sean
felices, no se coman mucho el coco y no pierdan a pesar de ellos, la sonrisa.
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