Y
la señora de Urdangarín pasó por el trago, no muy amargo, de ser acusada de
varias cosas y tener que presentarse en los juzgados de Palma junto con todos
los demás implicados en una serie de negocios que sacan los colores al más
pintado.
Sí,
aunque lo hizo de una manera muy sui generis, respondiendo solo a las preguntas
de su abogado, o lo que es lo mismo, contando lo que le dio la gana sin dar
opción ninguna a los demás abogados para que pudiesen indagar en los asuntos
más o menos turbios en los que estuvo inmersa durante esos años de Nóos, Aizoon
y demás sociedades pantalla para hacerse con dinero público o estafando a
Hacienda, o a lo que coño fuese que hiciesen entre toda esa banda de personajes
de la jet set social y política con la que castigan a diestro y a siniestro a
la ciudadanía española. Me imagino que, de acuerdo con esa burla legal, el
fiscal Horrach (que actúa como si fuese el abogado defensor de la señora
Urdangarín) habrá quedado satisfecho y a punto del orgasmo.
Me
gustaría haber estado en la cabeza de las magistradas a la vista de tal
desfachatez, aunque haya sido una declaración totalmente legal. ¿Cómo es
posible que se pueda permitir algo semejante? Pero la ley es la ley y está
permitido, por lo tanto debemos callar y respetar su decisión. No obstante, y
lo digo por mí, el mero hecho de haberlo querido así no hace más que
confirmarme que es más culpable de lo que uno pensaba. Ante las preguntas
lanzadas por la abogada de Manos Limpias, todas ellas sin respuesta amparándose
en el derecho de la infanta a no contestar, lo único que me queda por pensar es
en ese dicho tan castellano de que quien calla, otorga.
Lo
único que supimos, después de su “interrogatorio a la carta y a gusto de la
consumidora”, fue que ella no sabía nada de lo que su marido hacía con las
empresas ni de dónde salía el dinero. O sea, una seguidora de Ana Mato en toda
regla. ¡Qué listas son estas mujeres! ¿O debería decir que eran tontas del todo
por no haberse enterado de nada? ¡Ay el amor, que nos lleva a estas idioteces!
Aunque siempre, supongo, será preferible la idiocia a la culpa, es posible que piensen
ellas!
Sigan bien, disfruten del día y sonrían, que hay noticias suficientes para ello, aunque sea de forma irónica.
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