lunes, 7 de marzo de 2016

MATO Y CRISTINA


Y la señora de Urdangarín pasó por el trago, no muy amargo, de ser acusada de varias cosas y tener que presentarse en los juzgados de Palma junto con todos los demás implicados en una serie de negocios que sacan los colores al más pintado.
Sí, aunque lo hizo de una manera muy sui generis, respondiendo solo a las preguntas de su abogado, o lo que es lo mismo, contando lo que le dio la gana sin dar opción ninguna a los demás abogados para que pudiesen indagar en los asuntos más o menos turbios en los que estuvo inmersa durante esos años de Nóos, Aizoon y demás sociedades pantalla para hacerse con dinero público o estafando a Hacienda, o a lo que coño fuese que hiciesen entre toda esa banda de personajes de la jet set social y política con la que castigan a diestro y a siniestro a la ciudadanía española. Me imagino que, de acuerdo con esa burla legal, el fiscal Horrach (que actúa como si fuese el abogado defensor de la señora Urdangarín) habrá quedado satisfecho y a punto del orgasmo.
Me gustaría haber estado en la cabeza de las magistradas a la vista de tal desfachatez, aunque haya sido una declaración totalmente legal. ¿Cómo es posible que se pueda permitir algo semejante? Pero la ley es la ley y está permitido, por lo tanto debemos callar y respetar su decisión. No obstante, y lo digo por mí, el mero hecho de haberlo querido así no hace más que confirmarme que es más culpable de lo que uno pensaba. Ante las preguntas lanzadas por la abogada de Manos Limpias, todas ellas sin respuesta amparándose en el derecho de la infanta a no contestar, lo único que me queda por pensar es en ese dicho tan castellano de que quien calla, otorga.
Lo único que supimos, después de su “interrogatorio a la carta y a gusto de la consumidora”, fue que ella no sabía nada de lo que su marido hacía con las empresas ni de dónde salía el dinero. O sea, una seguidora de Ana Mato en toda regla. ¡Qué listas son estas mujeres! ¿O debería decir que eran tontas del todo por no haberse enterado de nada? ¡Ay el amor, que nos lleva a estas idioteces! Aunque siempre, supongo, será preferible la idiocia a la culpa, es posible que piensen ellas!

Sigan bien, disfruten del día y sonrían, que hay noticias suficientes para ello, aunque sea de forma irónica.

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