martes, 30 de marzo de 2010

FELISA (Capítulo 7)

(De cómo Felisa hace gala de su ingenuidad)

Habíamos quedado con el modo que tenía de ver la vida el padre de Felisa: "vive y deja vivir" Esta frase incluso la dejó escrito con el cuchillo en la mesa de la cocina.

Con estas palabras el progenitor de la niña, al manos el que pagaba la culpa y le había dado su apellido, ya dejaba clara su manera preferida de ver el mundo que le rodeaba y cuyo concepto fue considerado con el tiempo por expertos de todo el mundo, por su maravilloso estilo literario, conciso y claro, de un hondo lirismo que apelaba por primera vez en la historia al sentimiento de solidaridad, fraternidad e igualdad entre semejantes. Se defendió su aportación a la literatura desde diferentes ámbitos y se le consideró el primer gran antecedente de Yeims Bon (ó James Bond en algunos casos), y de cuya obra a buen seguro habría oído hablar o habría leído en algún códice de la época Ian Flemin antes de componer su personaje de Cero Cero Siete.

Gracias que en aquellos tiempos aún estaba en ciernes el Tribunal Superior y Más Grande, a la gloria de Dios y de la Ley, que más adelante se compondría de unas quince personalidades alumbradas por algún Ser Superior independiente, desconocido por los más sencillos y mundanos seres de la calle, y considerados por sí mismos como unas personas que se situaban por encima de la misma ley, ya que ellos eran los intérpretes de acuerdo con sus intereses espúreos o no, amigos de sus amigos para lo que haga falta, tú.

La inexistencia de dicho tribunal impidió, pues, que llegaran a él las quejas por plagio que los descendientes de tan ilustre personaje (es decir, el hijo/marido de la nuera/¿padre? de la nieta de Shreek y de la bruja/abuela del bosque que estaba encaprichada de un lobo algo tocado de la cabeza ( en la zona parietal concretamente, que fue el lugar que impactó contra la piedra y la había dejado totalmente ido); pero ahora ya era tarde y, aunque los herederos lo habían intentado, al asunto se le había dado carpetazo y, por ello, aunque con abundantes indicios acerca de la similitud en las ideas que, más adelante, forraron a algunos aprovechados, se sentenció como prescrito, a pesar del voto particular de tres de los susodichos componentes del tribunal a los que les habían prometido, si el caso era favorable a los querellantes,el oro y el moro, aparte de ciertas cantidades inconfesables en un paraíso fiscal a elegir entre una lista de más de cien, además de unos trajes, corbatas, coches y vacaciones pagadas para dos personas durante una semana, a elegir entre las Islas Canarias o a Costa Brava ,en régimen de media pensión, siempre que no se disfrutasen en temporada alta, lo cual conllevaría un plus añadido que debía se abonado por los interesados, aunque esto último siempre podría arreglarse a cambio de... El caso es que al resto de componentes del Tribunal Independiente, y esto es un hecho no probado, les pagaron más y...

En ese momento cercenó de raíz los pensamientos de Felisa su acompañante, la Srta. Fernández del Río, que nada sabía sabía, ni supo, ni sabrá acerca de la acertada frase del hombre que pasaba por padre de la niña , y lo digo porque no había constancia médica de lo contrario y en aquel entonces las pruebas de ADN que estaban en pañales, no eran aún nada fiables y además costaban un riñón y parte del otro.

-¿O sea, que quieres que te cruce al otro lado, verdad?- y la Srta. Fdez se relamía pensando en las condiciones que le iba a poner a aquella chiquilla que se había atrevido a llamarla.

Por la cabeza de Felisa empezaron a pasar imágenes de lo que le habían contado en el catecismo sobre los ateos: la tortura, la hoguera, el infierno...

-¿Y si todo es mentira? ¿Y si el cura es un cuentista?- pensó, pues ella no había conocido a nadie que hubiese sufrido aquellos castigos. Y si los hubo, tampoco sabía si habían sido culpables o todo se había tejido su condena alrededor de una trama corrupta cercana al poder. Lo más cerca que había estado al castigo físico había sido una nalgada que le arreó su padre un día por no obedecerle cuando, a las cinco de la mañana, la había despertado completamente borracho para que fuese a comprarle a la taberna más vino. ¡Vaya bronca que le había caído cuando se enteró la mujer! no se le ocurrió volver a mandárselo. La niña se había ido a su habitación pero, a la mañana siguiente, su padre apareció con un moratón en el ojo derecho causado, según le explicó, porque se había caído de la cama.

Así que, ni corta ni perezosa, se plantó delante del animal parlante y le contestó afirmativamente.

-Entonces tienes que hacer una cosa.- La del Río (de la que desconozco si pertenecía al árbol genealógico por vía materna o paterna de los de la Mac- Arena; no obstante, a título personal, lo dudo muchísimo, tanto que no me lo creo porque no hay pruebas documentales fehacientes de ello; con todo y con ello, siempre se han de dejar las puertas abiertas porque en esta vida, ya se sabe, puede ocurrir de todo: depende de programas que te salven, del tomate que haya alrededor y hasta de cualquier papeel que te salude con un hola o te dé para enfrascarte en lecturas intrascendentes de diez minutos) , abrió los ojos de satisfacción pensando en lo que le iba a pedir, pero...no había prisa. Si se lo pedía ahora, seguro que le iba a contestar que de eso nada porque...- Pero te la diré nada más llegar al la otra orilla.

-Bien- contestó Felisa.

¡Inocente criatura! ¿Qué creería que le iba a pedir aquella alevosa nutria a la que ya le caía la baba de pensarlo?


Ya sé que tendría que continuar y contar lo que sucede, pero el capítulo es el capítulo. Hasta más adelante os quedaréis con las ganas, para que vuestra imaginación vuele cual pájaro recién dejado en libertad-¡poesía pura!- hacia los cielos claros, límpidos y virginales de un día de verano- ¡más poesía!- sin que haya cerca un cazador escopetero que ande pegando tiros a diestro y siniestro- ¡adiós, poesía, ya la jodió el matotodoloquesalevolandoocorriendo!-

Y mientras, disfruten del día y pásenlo bien. Hasta la próxima.

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