NUESTROS DIPUTADOS Y SUS SUELDOS

Hemos llegado a lo más. Ahora nuestras señorías, las del Principáu d’ Asturies, han llegado a un  acuerdo para cobrar más, es verdad que algunos no van a llegar a lo que cobraban, pero la mayoría se ufanan de que han logrado un acuerdo para cobrar unos emolumentos que va a ahorrar dinero a la Comunidad. ¿Han visto o han leído lo que van a cobrar? Si los hay que se zampan más de cuatro mil euros más kilometraje y presumen de que lo declararán a Hacienda. O eso es lo que he entendido. Resulta que estos últimos dineros lo son porque viven más allá de los cincuenta kilómetros de la sede del Palacio Regional. ¡Anda, ya, chulitos! ¿A quién queréis engañar? Lo que los asturianos entendemos es que os habéis subido el sueldo descaradamente mientras que los demás trabajadores y pensionistas del Principáu tenemos que conformarnos con rebajas en nuestros sueldos y además daros las gracias por lo bien que lo hacéis.

Sois de lo que no hay.

Por favor, no salgáis en los medios justificando cuentos y emolumentos. Nadie os va a creer. Sigue demostrándose que estáis ahí para ganar dinero, no para dar ejemplo ante los demás de lo que hay que hacer en unos momentos de crisis económica como los que vivimos.

¿Habéis pensado, por ejemplo, cuánto cobran otros empleados de la administración- maestros, profesores, médicos, conserjes, administrativos, etc.- por kilometraje? Ninguno cobra un céntimo. Cada uno de ellos, como vosotros, opta por un puesto de trabajo y le toca donde le toca, ejerce donde le corresponda y paga sus viajes del sueldo que le toca. Pero vosotros, señorías, que no sé si este apelativo os lo merecéis, habéis optado por un puesto de trabajo: ser diputados. Pues bien, si os tenéis que desplazar, va en el sueldo. Olvidaros de tanto por kilometraje. Además de consideraros superiores a los demás, creéis que sois unas  personas que están por encima del resto de la sociedad. Las condiciones son las mismas y sobre todo en puestos que dependen de los dineros públicos. No tenéis vergüenza. Y lo peor: nadie de los que vota puede hacérosla ver. Son tan tontos los que pasan por las urnas que aún piensan que vais a cambiar vosotros, vuestras condiciones de vida por encima de lo que merecéis muchos de vosotros, amén de las nuestras, que son por las que cualquier político con medio dedo de vergüenza habría de luchar. Dais vergüenza ajena, repito, a quienes lo vemos desde fuera. Y lo peor, que aún no me explico cómo mandaros al paro. A todos.

Señores, no se enfaden y hagan como yo: sonrían, no pierdan la confianza.