lunes, 21 de octubre de 2013

¡QUIÉN TIENE LA CULPA?


El dolor causado en los familiares de víctimas del terrorismo etarra debido a la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos nos puede dejar en fuera de juego y llegar a elucubrar respuestas más o menos fogosas pensadas a bote pronto, pero que de ningún modo pueden soslayar la legitimidad con que se ha pronunciado. Seguramente infinidad de esas personas hoy han recordado a aquellos que han sido asesinados por un terrorismo atroz que barrió nuestra nación durante muchísimos años, pero de ahí a que la AVT denuncia la sentencie del tribunal y se rompa las vestiduras ante lo que consideran un resquebrajamiento de nuestro estado de Derecho va un abismo.
Nadie puede olvidar que precisamente nuestro estado de derecho está sometido también, nos guste o no, a una serie de legislaciones de índole comunitaria que no dejan de ser parte del sistema judicial español. Así pues, solamente nos queda una solución: respetar la sentencia y aplicarla en su justa medida de acuerdo con las recomendaciones marcadas para evitar que se vulneren derechos fundamentales del ser humano.
Sí, a todos nos rechinan las neuronas ante semejante postura, pero no debemos echar balones fuera ni hablar de las tonterías habituales referentes a que no se puede hacer caso a injerencias de otros. Nosotros estamos donde estamos porque así lo deseamos todos los españoles, o casi, y por lo tanto las leyes están para cumplirlas. Otra cosa hubiese sido que desde el año 1974 hasta la doctrina Parot hubo tiempo más que de sobra para adecuar las leyes a los nuevos tiempos y ningún partido se molestó en ello. Cuando se acordaron de ello, ya era tarde. Igualito que siguen haciendo ahora con todo, con esto y lo demás. Fijaos que, ante este hecho que a todos nos ha hecho hervir la sangre, todos echan balones fuera y ninguno quiere aceptar sus propios errores.
¿Cuántas veces no se han carcajeado ustedes cuando a un reo le caen mil o dos mil o tres mil años de cárcel? Y digo carcajeado por no escribir algo relativo a lo que a cada uno de nosotros nos pasa por la cabeza cuando nos enteramos de ello, algo sobre los autores de unas leyes que permiten semejante barbaridad, porque saben que los sentenciados en cuatro días estarán en la calle ya que quienes tendrían que preservar la justicia en nuestro país mediante leyes adecuadas estuvieron y están más a gusto tirándose los trastos a la cabeza y rivalizando a ver quién tenía y tiene más casos de corrupción abiertos en sus filas.
Por eso, tal vez deberíamos de pensar y preguntarnos quiénes son los culpables de semejante desaguisado antes de despotricar contra el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos.
Sigan bien, sonrían y sean felices.

 

 

 

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