viernes, 11 de octubre de 2013

¡Y SUBEN LOS SUELDOS!

O sea que los sueldos suben en España aunque solo sea de forma moderada- dixi Montoro. Fue la revelación del ministro hace un par de días en el congreso. No hubo nadie en los bancos de la oposición que no se enervara ante tamaña afirmación. Pero seguramente fue porque ninguno leyó los informes del señor de las gafitas.
Cuando lo oí en la tele y ayer lo leí en la prensa no pude más que sonreír, a fin de cuentas la sonrisa no suelo hacer que desaparezca de mi rostro, aunque en ocasiones como esta sea por no llorar.
Claramente, mi reacción ante semejante aseveración, dicha sin la más mínimo duda y con cara de confianza absoluta en sus palabras, fue de perplejidad. Mi análisis pseudoinfantil de la situación económica por la que pasan millones de españoles era otro hasta que el ministro me abrió los ojos con sus acertadas palabras.
Así, pude entender, por ejemplo, que a los mendigos en Madrid les puedan multar con 750 euros si los pillan ejerciendo tal actividad. No es de extrañar, ya que la Sra Botella habrá bebido en las mismas fuentes que el ministro y se habrá dado cuenta que el sueldo que obtienen estas personas a cuenta de las limosnas que les dan los viandantes de la capital ante la situación desesperada que sufren puede tal vez alcanzar varios miles de euros. Así que, como ese dinero forma parte de la gran bolsa B que se mueve en España, se les enviará a inspectores de hacienda de la comunidad, o a la policía para abreviar, para recaudar una parte de sus ganancias. A fin de cuentas no es de recibo que no paguen por el desgaste que hacen de aceras en determinados lugares públicos de la capital del reino. ¡Ahí es donde deben de recaudar y dejarse de tonterías! ¿A qué viene que se increpe al PP por la defensa a ultranza que han hecho y siguen haciendo de los pobres bancos, de las grandes fortunas en España, de la necesidad de entregar dinero copiosamente a los partidos y sindicatos, de sobresueldos y financiación irregular en su partido, de…? ¡No, no! Dejemos las cosas claras, los verdaderos defraudadores son esos mendigos que se están convirtiendo en los nuevos ricos de la nación, que acumulan dinero a tutiplén, que se están haciendo con la riqueza del país a cuenta de los bobos de la clase media que les aportan un óbolo engañados por las fachas o los carteles que muestran.
Tiene usted, razón, Sr. Montoro. Solo le faltó el ejemplo de los  indigentes para que la bancada de esa izquierda plural y demás, que alborotan más que una camada de gallos al amanecer, tuviesen que callarse.
Así es, sr. de las gafitas, todos esos, que pueden ser un ejemplo para el resto de españoles, han visto como su sueldo se ha visto incrementado moderadamente. Y usted, que es un lince, lo ha visto antes que nadie. ¡Bien por el ministro! Los genios como él se ven y se escuchan con verdadero frenesí, sobre todo cuando llegan al poder desde donde pueden impartir lecciones magistrales para que los españoles nos metamos nuestras nóminas- quien tenga la suerte de disponer de ella- por el trasero antes siquiera de echarle un vistazo, no vaya ser que nos dé un infarto por la impresión de la subida salarial moderada del último mes.
Pásenlo bien y no olviden la sonrisa, a pesar de Montoro y sus informes.

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