O sea que los sueldos suben en España aunque solo sea de
forma moderada- dixi Montoro. Fue la revelación del ministro hace un par de días
en el congreso. No hubo nadie en los bancos de la oposición que no se enervara
ante tamaña afirmación. Pero seguramente fue porque ninguno leyó los informes
del señor de las gafitas.
Cuando lo oí en la tele y ayer lo leí en la prensa no pude
más que sonreír, a fin de cuentas la sonrisa no suelo hacer que desaparezca de
mi rostro, aunque en ocasiones como esta sea por no llorar.
Claramente, mi reacción ante semejante aseveración, dicha
sin la más mínimo duda y con cara de confianza absoluta en sus palabras, fue de
perplejidad. Mi análisis pseudoinfantil de la situación económica por la que
pasan millones de españoles era otro hasta que el ministro me abrió los ojos
con sus acertadas palabras.
Así, pude entender, por ejemplo, que a los mendigos en
Madrid les puedan multar con 750 euros si los pillan ejerciendo tal actividad. No
es de extrañar, ya que la Sra Botella habrá bebido en las mismas fuentes que el
ministro y se habrá dado cuenta que el sueldo que obtienen estas personas a
cuenta de las limosnas que les dan los viandantes de la capital ante la situación
desesperada que sufren puede tal vez alcanzar varios miles de euros. Así que,
como ese dinero forma parte de la gran bolsa B que se mueve en España, se les
enviará a inspectores de hacienda de la comunidad, o a la policía para
abreviar, para recaudar una parte de sus ganancias. A fin de cuentas no es de
recibo que no paguen por el desgaste que hacen de aceras en determinados
lugares públicos de la capital del reino. ¡Ahí es donde deben de recaudar y
dejarse de tonterías! ¿A qué viene que se increpe al PP por la defensa a
ultranza que han hecho y siguen haciendo de los pobres bancos, de las grandes fortunas
en España, de la necesidad de entregar dinero copiosamente a los partidos y
sindicatos, de sobresueldos y financiación irregular en su partido, de…? ¡No, no!
Dejemos las cosas claras, los verdaderos defraudadores son esos mendigos que se
están convirtiendo en los nuevos ricos de la nación, que acumulan dinero a
tutiplén, que se están haciendo con la riqueza del país a cuenta de los bobos
de la clase media que les aportan un óbolo engañados por las fachas o los
carteles que muestran.
Tiene usted, razón, Sr. Montoro. Solo le faltó el ejemplo de
los indigentes para que la bancada de
esa izquierda plural y demás, que alborotan más que una camada de gallos al
amanecer, tuviesen que callarse.
Así es, sr. de las gafitas, todos esos, que pueden ser un
ejemplo para el resto de españoles, han visto como su sueldo se ha visto
incrementado moderadamente. Y usted, que es un lince, lo ha visto antes que
nadie. ¡Bien por el ministro! Los genios como él se ven y se escuchan con
verdadero frenesí, sobre todo cuando llegan al poder desde donde pueden
impartir lecciones magistrales para que los españoles nos metamos nuestras nóminas-
quien tenga la suerte de disponer de ella- por el trasero antes siquiera de
echarle un vistazo, no vaya ser que nos dé un infarto por la impresión de la
subida salarial moderada del último mes.
Pásenlo bien y no olviden la sonrisa,
a pesar de Montoro y sus informes.
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