Cólico
nefrítico.- Acceso de dolor
violentísimo, determinado por el paso de las concreciones anormales formadas en
el riñón por los uréteres, hasta desembocar en la vejiga de la orina.
¡Coñó, cómo duele!
No sabes si es que han detenido
todos los relojes del mundo, o los mantienen a una velocidad tan exigua que no
los ves correr o simplemente tu concepción del tiempo ha cambiado radicalmente
hasta el punto de no ser capaz de advertir la duración de un lapso de tiempo.
Cada vez que fijas tus ojos en el
reloj más cercano es como si le estuvieses dando órdenes para que acelere, para
que los minutos los convierta en horas y ese suplicio que te martiriza en el
costado se desvanezca y se convierta solamente en un mal recuerdo cuanto antes.
Dicen que dura una o dos horas…, o que persiste
hasta que algún producto químico te lo oculta durante un rato en el cual tu
imaginación te lleva hasta las mismas puertas del paraíso, aunque reaparezca más
adelante con la misma fuerza o más para recordarte que la felicidad del edén se
acabó al comer la manzana, o lo que es lo mismo, hasta que el dichoso ser
antinatural que se ha criado en tu interior sin tu consentimiento sea expulsado,
pisoteado, hecho añicos y soltado al viento para que sus arenas sucumban ante la
fuerza de Eolo arrastrándolas hacia los cuatro puntos cardinales, desmembrando
ese instrumento de tortura hasta que se pierda en los abismos del olvido.
Mientras todo ocurre, podemos
tener una idea de lo que significa que el tiempo no pase, una ligera idea de lo
que llaman eternidad, mirar por el ojo de la cerradura hacia el significado de
infinito, ese manido concepto donde el tiempo no existe.
No obstante, durante esa fase
amarga y desgarradora que casi congela la existencia aún puedes soltar
distintos reniegos alusivos a toda la
familia de la nefrolitiasis,
es decir, de las malditas piedras en el riñón. Si bien dichos recordatorios,
por bien dirigidos que vayan, no sirven de nada para mitigar el dolor, sí son válidos
para expulsar la mala leche que te crea el falso discurrir de los minutos. Algo
es algo.
Que a ustedes no les toque y sigan
con la sonrisa a diario.
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