¿Qué os ha parecido lo del famoso, hasta hace bien poco,
sindicalista Sr. Villa? ¿Verdad que parece sacado de una película de Hitchcock?
Es decir, intriga a raudales, pero al final se descubre la verdad, o eso
deseamos. ¿Quién lo iba a decir de ese señor con bigote, tan “mecagunmimanto” él,
defensor a ultranza de las cuencas mineras asturianas, que nos dio lecciones de
honestidad y defensa de los intereses de todos por encima de unos pocos? Si
bien nadie puede dudar de que, aunque no solo, desde su sindicato (que lo era, suyo, porque el
que no estuviese de acuerdo con sus decisiones ya podía coger la maleta e irse
con viento fresco a otra parte) los mineros consiguieron muchas cosas, cabe
preguntarse qué y cuánto cayó en sus manos, o en sus bolsillos, a cambio de
determinadas acciones. De momento no se sabe aún, pero esperemos que no quede
en el tintero y los asturianos y el resto de españoles consigamos conocer el
origen de esa fortuna ganada, sin duda, con el sudor de su frente, es decir, de
la frente de los demás. Como la fortuna de tantos otros, iconos de papel viejos y arrugados cuyo destino en cualquier país normal sería la hoguera.
Una vez conocido el acogimiento por parte de este presunto fullero a las medidas dictadas por
nuestro Ministro de Hacienda, esas por las cuales muchas personas que hicieron
negocios dudosos o muy ciertos fuera de la legalidad española tuvieron acceso a
regularizar su situación pagando a nuestro estado una mínima parte de lo que
habrían debido, todos sus compañeros se han lanzado sobre él como verdaderos
buitres. A saber cuántas ganas le tendrían. No olvidemos que durante décadas
fue el puto amo de la política socialista asturiana y mucho tuvo que ver
en España desde la cúpula del PSOE allá por los años ochenta. Aquí en Asturias
no se movía un dedo sin que él lo supiese y nadie daba una voz más alta que
otra, si no quería quedar afónico ipso facto y acabar enterrado para siempre en
el olvido institucional.
Hoy, José Ángel Fernández Villa nos debe muchas
explicaciones, entre ellas cómo es posible que hubiese podido amasar esa
fortuna sin que nadie se enterase. Porque, ¿de dónde salió ese dinero y a
cambio de qué fue a dar a una cuenta en el extranjero? Mucho me temo que nos
vamos a quedar con las ganas de saberlo todo. Fijaos que ni desde la oposición se atreven
mucho a atizarle por ello (¿por qué será?).
Es muy fácil que no pase de ser otro caso más que se irá
difuminando en el tiempo, como ya van…, y en el que además los que ponen el dinero
para las corruptelas sigan también agachados, fuera de la foto. Y eso que “tanta
culpa tien el que mata como 'l que tien pola pata”.
Pasen un buen
día y sean felices.
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