jueves, 16 de octubre de 2014

ICONOS DE PAPEL


¿Qué os ha parecido lo del famoso, hasta hace bien poco, sindicalista Sr. Villa? ¿Verdad que parece sacado de una película de Hitchcock? Es decir, intriga a raudales, pero al final se descubre la verdad, o eso deseamos. ¿Quién lo iba a decir de ese señor con bigote, tan “mecagunmimanto” él, defensor a ultranza de las cuencas mineras asturianas, que nos dio lecciones de honestidad y defensa de los intereses de todos por encima de unos pocos? Si bien nadie puede dudar de que, aunque no solo, desde su sindicato (que lo era, suyo, porque el que no estuviese de acuerdo con sus decisiones ya podía coger la maleta e irse con viento fresco a otra parte) los mineros consiguieron muchas cosas, cabe preguntarse qué y cuánto cayó en sus manos, o en sus bolsillos, a cambio de determinadas acciones. De momento no se sabe aún, pero esperemos que no quede en el tintero y los asturianos y el resto de españoles consigamos conocer el origen de esa fortuna ganada, sin duda, con el sudor de su frente, es decir, de la frente de los demás. Como la fortuna de tantos otros, iconos de papel viejos y arrugados cuyo destino en cualquier país normal sería la hoguera.
Una vez conocido el acogimiento por parte de este presunto fullero a las medidas dictadas por nuestro Ministro de Hacienda, esas por las cuales muchas personas que hicieron negocios dudosos o muy ciertos fuera de la legalidad española tuvieron acceso a regularizar su situación pagando a nuestro estado una mínima parte de lo que habrían debido, todos sus compañeros se han lanzado sobre él como verdaderos buitres. A saber cuántas ganas le tendrían. No olvidemos que durante décadas fue el puto amo de la política socialista asturiana y mucho tuvo que ver en España desde la cúpula del PSOE allá por los años ochenta. Aquí en Asturias no se movía un dedo sin que él lo supiese y nadie daba una voz más alta que otra, si no quería quedar afónico ipso facto y acabar enterrado para siempre en el olvido institucional.
Hoy, José Ángel Fernández Villa nos debe muchas explicaciones, entre ellas cómo es posible que hubiese podido amasar esa fortuna sin que nadie se enterase. Porque, ¿de dónde salió ese dinero y a cambio de qué fue a dar a una cuenta en el extranjero? Mucho me temo que nos vamos a quedar con las ganas de saberlo todo. Fijaos que ni desde la oposición se atreven mucho a atizarle por ello (¿por qué será?).
Es muy fácil que no pase de ser otro caso más que se irá difuminando en el tiempo, como ya van…, y en el que además los que ponen el dinero para las corruptelas sigan también agachados, fuera de la foto. Y eso que “tanta culpa tien el que mata como 'l que tien pola pata”.

Pasen un buen día y sean felices.

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