Cada vez son más las voces que se levantan para pedir la
dimisión del Consejero de Sanidad de Madrid y de la Ministra del ramo del
gobierno actual. Quién sabe, tal vez lo hagan. No obstante, lo que deberían
haber hecho ya tanto Rajoy como Ignacio Glez no es esperar a que dimitan, sino
haberlos fulminado cesándolos hace ya unos días. A los ciudadanos de este país
nos han estado acostumbrando a necios como estos y o bien ya somos incapaces de
discernir una buena o mala gestión, o bien pasamos olímpicamente de ello
clamando en el desierto lo de que todos son iguales. Es casi seguro que ya
estamos tan hartos de semejantes individuos que nos parece que, cambien a quien
cambien, los nuevos van a seguir haciendo lo mismo. Así que qué mas da uno que
otra. Nos toman por mentecatos e incluso en ocasiones actuamos como tales.
Lo peor de todo es que nuestros gobernantes lo saben y por
eso siguen en sus trece atribuyendo los errores al personal de la calle. Tengo la
impresión de que quedan bien pidiendo en voz alta y muy atribulada, si es
necesario, perdón por sus decisiones, aunque en el fondo, y hablando para ellos
mismos y sus correligionarios, siguen achacando la culpa de todos sus males a
los españolitos que se hacen oír denunciando tales hechos. Y mientras sigan ahí
los de siempre, mal nos va a ir a todos los que los sufrimos.
Sigan tranquilos e
intenten ser felices.
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