viernes, 1 de mayo de 2020

¡AY LAS NORMAS Y MEDIDAS DE SEGURIDAD!


Otro mes en marcha. Mayo se presentó ventoso y con amenazas de lluvia, pero no echó una gota. Raro, teniendo en cuenta el refrán ese que dice “antes-y falta’l fíu al padre que l’agua al aire”. No obstante, aún son las cinco de la tarde, quedan unas horas, pero no tiene pinta de que vaya a ocurrir.
Y otro día más de confinamiento en el que se ha demostrado que las medidas no se pueden dejar al libre albedrío de las gente, que se han relajado tanto que ya parece que anda uno por la calle o por la calzada como si casi todo hubiese vuelto a la realidad.
Hoy no salí temprano, a eso de las diez y media, un poco más tarde de lo habitual, a comprar la prensa y el pan. Por las aceras me encontré con gente que casi iba de paseo, aunque llevando sus carritos, que ya se convirtieron en la disculpa ideal por si un agente les para. No había mucho a donde ir, a fin de cuentas el 1 de Mayo es fiesta Nacional y, quitando un quiosco o una panadería, tal vez también una pequeña tienda de barrio o una farmacia de guardia, no había donde comprar. Y no me imagino yo que algunas de las personas con las que me crucé estuviesen en cuenta de hacer un gran gasto. Más bien, como que no.
Mientras caminaba hacia el quiosco-estanco en el que tengo costumbre diaria de hacerme con la prensa, a unos cien metros de casa, me fijo en el tráfico: circulaban coches a un ritmo que yo calculé sobre dos o tres por minuto. Pues a trabajar no me parece que fuesen, y a esas horas menos; tal vez me equivoque y algunos sí, pero…¡tantos!. A comprar tampoco, los supermercados de las afueras hoy permanecen cerrados a cal y canto. ¿A echar combustible? Bueno, como disculpa no es mala, está permitido. ¿A trabajar un huerto? Vale, pero en esa cantidad... ¿A...?
Cuando llego a casa, me encuentro en la tele con la noticia de grandes atascos en la salida de ciudades. Nada, más gente que iba a trabajar, pienso yo de mala hostia.
Luego echo un vistazo a las noticias en las redes sociales y me entero, o eso me pareció leer, de que en Cataluña las multas impuestas por los Mossos o por la Policía Local de Barcelona no se van a tramitar, al menos de momento. Bueno, pienso, como Dios. Anda, vete a decirles a los vecinos catalanes que hay confinamiento, no te jode. Luego protestan contra todo lo que se menea.  O viene Puigdemont..., ah, no, ese no, que anda desaparecido, quería decir su valido Torra, y riñe.
Hace un momento, en una cadena pública de televisión, dan un pequeño reportaje sobre el barrio de Vallecas a raíz del alto número de multas que acumulan por allí, y me encuentro con desfiles de gente por las calles como si fuese un día normal y cualquiera. Para más inri, entrevistan a un señor que cuenta que hoy es poca, que se nota que es fiesta. ¿Y luego nos extraña que Madrid sea un foco de los más activos en cuento a contagio del covid?
A continuación sale la señora Ayuso y el señor Martínez-Almeida clausurando el hospital de Ifema. ¡Vaya jolgorio! ¡No, a Vallecas no van! Pero a salir en la foto y los vídeos de las distintas televisiones por el logro del famoso hospital, eso sí. Con lo que no cuentan es que se arme la marimorena: abrazos, saludos, nada de distancia de seguridad… Y eso entre los políticos asistentes, entre los sanitarios, y entre los pocos enfermos que se iban, todos allí juntitos y calentitos para gritar, chillar o aplaudir. Que lo hagan los políticos que, presumo, a la vista de los efectos del covid sobre la población y lo que hicieron y hacen, tienen cabezas de chorlito, pase. ¿Pero los sanitarios? Los mismos héroes a los que aplauden a las ocho por su responsabilidad, seriedad, entrega y demás no tienen problema en apelar a las emociones y a la humanidad para tratar de explicar lo inexplicable. Que no. Que esa misma emoción y humanidad también la sienten muchas personas que desean abrazar efusivamente a sus allegados más cercanos o queridos y se aguantan en casa.
Y por fin, una cabalgata de coches por el medio de Zaragoza para celebrar el 1 de Mayo. ¿Acaso las normas no se cumplen en todos los sitios? Quieren disimular, ellos y quienes lo permitieron, que era una representación ya que no se podían hacer manifestaciones en este día, como todos los años. ¡Anda ya! ¡Tampoco se suspendieron actos, congresos, fiestas nacionales y no, etc! Vamos, que lo que se hizo fue una irresponsabilidad como otra cualquiera. No se puede es que no se puede. Quédate en casa es quedarse en casa. Que no nos vengan con cuentos ni con disculpas hipócritas.
No sé por qué me da que en este país no tenemos remedio. Por culpa de muchos sinvergüenzas (que no nos anden con que si son excepciones, que no, que son muchísimos y de toda ralea social),  la pandemia no va a desaparecer de España hasta sabe Dios cuándo.
Habrá desconfinamiento, sí, por fases o como lo deseen ellos, pero que el Altísimo nos coja confesados o inmunes al covid19 porque lo que son los políticos con sus medidas y su normas de cumplimiento no lo van a hacer. Son incapaces de controlar a esta sociedad en la que nos ha tocado vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario