domingo, 31 de enero de 2010

A los 67

Y ahora sube la edad de jubilación a los 67 años.
Dentro de nada se rebajarán los sueldos, o te meterán más impuestos. O sea, que vas a ganar menos.
La jubilación se calculará en base a los últimos 20 años, es decir, como se va a ganar menos ahora, la pensión será más pequeña.
Los precios de productos básicos no van a bajar, aunque el IPC nos lo vendan más barato porque desciende el precios de los coches, de la gasolina, de los aviones y hasta de los chalets de jugadores mediáticos. Como si eso le importara a los pensionistas cuando van a la tienda a comprar el pan, el kilo de lentejas o de garbanzos, un poco de carne o algo de pescado.
¡Vaya chollos!
Ya me imagino a los bancos frotándose las manos. Los planes de pensiones y de jubilación actuales, que con tanto apremio nuestros más encomiables economistas y políticos nos han vendido como el remedio para poder acceder a un retiro mucho más digno una vez acabada nuestra vida laboral, resulta que van alargar las cuotas que religiosamente se pagan otros 24 meses más: más dinero para regocijo de nuestras saneadas, bien reguladas y gestionadas entidades financieras. ¡Amén!
O qué decir de la alegría con que se han tomado esta medida nuestros decididos apostantes por un futuro mejor que no son otros que los grandes empresarios. ¡Vamos, que estarán todos como Laporta en la discoteca, agarrados a la botella de champán y bailando sin recato por la pista al son de alguna canción interpretada por ese amigo de los trabajadores que los dirige, un señor que sigue de presidente de la CEOE a pesar de sus aberrantes prácticas en las empresas que preside o de las que es dueño! ¡Quién va a creer en ellos cuando siguen manteniendo a dicha persona al frente de esta organización! Estoy seguro de que todos estarán de acuerdo con la máxima de "Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija". Y, hombre, en vez de árboles, los aviones de Air Comet son bien grandes y las oficinas de Marsans también son suficientes como para ponerse a la sombra, evitar las quemaduras, echar un trago y, mientras por su mente pasan frases como por ejemplo "A mí que me registren", creer que la culpa es de los demás. Y, ¡hala! a tomar ejemplo del jefe.
Y hasta los 67, ¿qué me vais a contar?, para algunos pequeños-medianos empresarios, no esos del negocio cuasifamiliar de andar por casa, que actualmente a esta edad aún están al pie del cañón, les supondrá aumentar su nivel de cotización para poder acceder a una pensión mayor ya que se contarán para ello los ultimos veinte años.¡Vaya putada! Y se tirarán por las paredes porque irán a la ruina, veréis, y no podrán seguir comprando un piso para ellos, otro para cada uno de sus hijos, otro para invertir en la capital, otro para ir de vacaciones, su chalecito adosado o no en la playa o en la sierra; no podrán irse unos días a esquiar o a un crucero, se perderán las vacaciones de verano y las de invierno; tendrán que arreglarse con un solo coche o echar mano del transporte público; ... A mí me dan pena.
¿Y los currantes? Pues esos, nada de nada. Hasta los 67 toca y a joderse. ¿O no? ¡Hombre, la salud podrá resentirse y vas a tener que pagar las medicinas un tiempo más, porque a esa edad las "goteras", esos achaques de las narices, ya llevarán unos años dando algún que otro problemilla! Pero por otro lado te evitas un montón de chuminadas: son dos años sin ir aún por los hogares del jubilado a contar batallitas; sin tener que aguantar a gente pesada en los viajes del Inserso a Mallorca o a Canarias, a Benidorm o a Torremolinos; sin tener que soportar mucho, que para eso aún estás trabajando, el cuidado de tus nietos; sin levantarte a la hora que te dé la gana, ¡que en la cama muere mucha gente, chaval, que no te enteras!; sin tener que dar paseos a lo tonto y a lo bobo buscando el calorcito del sol, sobre todo en esos días de helada del invierno; sin tener que buscar subterfugios para ir a tomar la tensión o a buscar una receta, engrosando la lista de espera, y echar un par de horas en el centro de salud con tus amigos; sin tener que esperar en la cola del banco a primeros de mes porque en los bolsos nada más quedan algunas telarañas; etc.
Pues a los 67... ¡Cómo me gustaría que todos los listillos que han tomado esta decisión y quienes la apoyen tuviesen que trabajar hasta esa edad en la construcción, en la enseñanza con alumnos pequeños, al frente de un volante diez horas al día, a bordo de un barco pesquero doce o catorce horas en la costa atlántica, o entre maquinaria y ganado en el campo, por poner algunos ejemplos!
Y mientras, los de a pie, a verlas venir, oír y callar. ¡Joder, cómo jode!
Pero olviden todo lo anterior ¡Tengan un buen día!

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