martes, 6 de agosto de 2013

ANTONIMIAS


Hay muchas cosas que nos pueden hacer reír y sentir mejor si no fuesen en el fondo tan tristes.
Me he parado a leer algunos de los diarios nacionales y obtuve la recompensa que me esperaba y que confirma lo escrito anteriormente.
De un lado me detengo en la noticia de que los clientes suelen tener razón en casi todas las reclamaciones contra sus entidades bancarias. El Banco de España reconoce que el año pasado más de un ochenta por ciento de esas razones han sido obviadas por los bancos. O lo que es lo mismo, tú reclama que, tengas o no tengas razón, pierdes siempre o casi. Ante este hecho a mí me parece increíble que las decisiones tomadas por los expertos del Banco de España no sean vinculantes para las entidades financieras. Así que es que enviar reclamaciones allí es algo así como sembrar trigo en medio del Océano Atlántico. ¿Hay soluciones a esto? Me gustaría saberlo porque aparte de alguna que otra inspección que de poco sirve, tararí que te vi. Lo único que se saca en conclusión de esto es que siguen tomándonos el pelo por todo lo alto. ¿Hasta cuándo?

Y por otro lado, algo que anima a muchos forofos del fútbol es que su club se convierta en algo más que un club, como dicen en Can Barça, pero que es compartido por los demás que no arman tal zafarrancho de banderas, pero que también desean lo suyo. Y nada mejor para sentirse bien por parte de estos aficionados que cuando su club ficha a un genio del balón. Ahí están los casos de Neymar o bien, si la prensa deportiva no se equivoca, el supuesto de Bale que estaría casi a punto. Para caerse de culo cuando lee los millones que se manejan. O pagar a un jugador, por bueno que sea, en algún caso unos diecisiete millones netos de euros al año. Y de repente a ninguno de estos fans futboleros de los domingos les da por pensar qué se podría hacer con tales millonadas. No hay crisis, no hay paro, no hay hambre, parece que todo está bien y seguimos “viviendo por encima de nuestras posibilidades”, cantando himnos más o menos inspirados en la lucha y la garra, ja ja, entonando el alirón o llorando una derrota y ondeando trapos con los colores de unos o de otros como si en ello nos fuese la vida, el trabajo y el pan y las habichuelas de cada día. No hace mucho leía que el fútbol en España corría el riego de desaparecer de manera profesional, solo quedarían tres o cuatro clubes y amén. ¡A ver si es verdad, desaparecen todos y empiezan de cero!
¿Por qué son/somos tan tontos los seguidores de los clubes? Preferimos gastar una pasta en el abono de temporada o en la entrada de cada domingo para ver a unos jugadores sobre el césped que se besan un escudo cuando marcan el gol hoy y mañana en el equipo contrario besan el otro. Y chillamos y enronquecemos en los campos animando a unos “mataos” que nos están sacando los cuartos descaradamente año tras año porque nadie es capaz de poner freno a estos despilfarros. Y que nadie me cuente si son o no sociedades anónimas. deben dinero a espuertas al Estado y este les sigue permitiendo barbaridades semejantes. Si fuesen pequeñas o medianas empresas, acabarían cerradas y embargadas por papá Estado, pero el fútbol...¡Tiene bula y hasta la bendición apostólica! Todos los años hay clubes que deben dinero, que no pagan a sus trabajadores, a sus jugadores, a sus proveedores, a Hacienda, a la SS, etc. Debe de ponerse remedio a la enfermedad, si se puede y resulta que sí se puede si se quiere, antes de que acabe con este deporte. Aunque, quién sabe, tal vez sería lo mejor, mantener el fútbol de aficionados, el amateur, el de juveniles, el de esas categorías inferiores que dan en el campo todo lo que tienen y juegan por jugar, por divertirse, por hacer deporte, por disfrutar con sus amigos.
Al menos en estos tiempos que corren no nos sacarían los colores.
No obstante, yo la solución alternativa la he encontrado hace tiempo: leer un libro. Con el equipo de sus personajes nunca pierdo y algo aprendo.

Pásenlo bien y no se olviden de la sonrisa.

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