martes, 27 de agosto de 2013

PEÑÓN, ¡QUÉ PEÑAZO!


Es increíble como las cosas que acontecen alrededor del dichoso Peñón se están enredando de una manera pasmosa. ¡Qué peñazo nos llevan dando todo el verano! Los ciudadanos españoles nos hemos quedado con los bloques de hormigón con ganchos que los gibraltareños arrojaron al mar, con el contrabando, con la duna de Tarifa y con las largas colas para entrar y salir a/de la pérfida roca. Más o menos. Mientras que los políticos marean la perdiz sabiendo por adelantado a lo que van a llegar o casi, a los vecinos de La Línea les están tocando las narices con todos estos problemas de los que ellos ni son ni han sido responsables nunca.
Lo que verdaderamente es vergonzoso es que Gibraltar siga siendo una muesca en el colt de Gran Bretaña, igual que Las Malvinas o Hong Kong, hasta hace bien poco porque China es China. Han sido descolonizadas casi todas aquellas conquistas de años pasados, de tiempos perdidos en la bruma de la historia, cuando parecía que los países europeos y no europeos querían conquistar el mundo. Hoy  los tiempos han cambiado tanto que ahora son completamente obsoletas aquellas aspiraciones, vestigios de un pasado que ya no va a volver pero que a veces nos castiga con situaciones tan anómalas como esta. Incluso, yendo más lejos, a día de hoy existen regiones que no están a gusto con la pertenencia a determinados países y buscan por todos los medios su independencia.

Me encanta oír, por no decir una barbaridad del tipo “serán gilipollas”, que el gobierno inglés se remita al de Gibraltar para tratar temas que afectan a España. ¿Se imaginan entonces a una gran manifestación de españoles formada por miles y miles de personas entrando por las buenas en el dichoso peñón? No solo eso, sino invadiendo sus calles y sus  negocios, produciendo un maremoto de situaciones kafkianas ante el terrible dilema de Picardo sobre si echarlos a todos para España o dejarlos. ¿Qué haría ante eso el gobierno de Cameron, dejar que Picardo se arregle como pueda? ¿Qué harían los monitos gibraltareños, se lanzarían de cabeza al mar? En Gran Bretaña se están intentando lavar las manos porque el poder económico de Gibraltar es tanto que no quieren meterse en follones con sus propios ricachones. Hasta pueden tener cierto miedo a que les surja una nueva Escocia.
Hay muchas hipocresía en esa Albión del norte respecto a eso, pero también se sienten fuertes dentro de sus horizontes de grandeza siendo de los últimos países del mundo empeñados en mantener en Occidente atribuciones más propias del siglo XIX que del XXI. Fíjense si no en que aún la Reina es la reina de las antiguas colonias. ¡Pobres de estas, también, que no han sido capaces, aún después de tantos años, de independizarse de la hegemonía de aquellos que los esclavizaron! ¿Y qué dice la UE? No sabe, no contesta.
Es un país que sigue anclado en la libra y la yarda, en la milla y en la conducción al revés que el resto de Europa, un país que no se siente parte del continente y cuyos lazos están totalmente enraizados con los EEUU de quien tal vea debería de formar parte, de ser otro de sus estados. Pero un país con poder de veto en esa somnolienta, demodé y arcaica organización llamada ONU, que sirve de disculpa para que el  orbe piense que existe un orden mundial, y que por lo tanto nunca va a consentir que la última de sus colonias europeas pase a formar parte de la nación a la que le corresponda. Y la razón está en que el país a quien ha de devolvérsele es España y esta no va a seguir mucho el juego porque hay dos ciudades en el norte de Marruecos que habrían de llevar el mismo camino, nos guste o no. Y además, mal que nos pese, ¿qué peso tiene España en la política mundial?
Seamos consecuentes, pidamos lo que queremos sabiendo que nosotros vamos a hacer lo que es justo. Siéntense a negociar ambos gobiernos conociendo de antemano sus limitaciones e intenten que los ciudadanos vecinos no paguen el pato.
¡Ay, si devolvieran El Peñón! Yo propondría volar hasta la última roca para que no volviese a darnos más guerra y enviar los monos con sus parientes a las montañas de Marruecos.
Pasen un buen día, sean felices y acuérdense de la sonrisa.

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