sábado, 3 de agosto de 2013

DISCURSO REVERSIBLE


¡Lo ha clavado, presi! Ya le dije ayer que hoy volvería a escribirle. Pero no se acostumbre, que hay más cosas y a mí me gusta eso de ir picando de flor en flor. Me agrada más que centrarme en un solo tema. No me importa en absoluto lo que alguno piense, ya sabe, “ande yo caliente, ríase la gente”.
Pero a lo que iba al principio. Lo ha clavado, jefe. Ha sacado usted a colación en su discurso hasta nueve citas del jefe opositor. Genial. De verdad. Casi parece que le ha escrito él el discurso. Bueno, por lo menos se lo ha simplificado. No obstante, yo que usted le diría a alguno de sus subordinados, a los que le escriben el discurso o lo ayudan, a que hubiese buscado en la hemeroteca hasta conseguir una decima cita. Queda mejor el número, ¿no le parece?. Es como si se hubiese quedado  solamente en el sobresaliente, pudiendo haber optado fácilmente a la matrícula de honor, al diez, al excelso número al que aspiran genios y magos como ustedes dos, Rubalcaba y usted, el que pondría de nota Wert para obtener una beca si le dejasen.
También podría haber enumerado las susodichas, es decir, “fin de la primera cita, fin de la segunda cita, fin de la tercera cita, fin de la…” para que su amigo opositor se diese cuenta de la cantidad de veces que él defendió su propia inocencia, la de otros compañeros o la de su partido con las mismas palabras ante acusaciones, si no iguales, de una similar o parecida naturaleza.
De todo ello no nos queda más remedio a los españoles que reafirmarnos en la convicción que empieza a existir cada vez con más brío de que son ambos partidos y sus políticos iguales ante hechos que deben tratarse y medirse dentro de la responsabilidad política con cierta consideración y respeto a quienes viven en este país. Cuando se descubre algo que implica a cualquiera de ustedes, siempre lo tapan con eufemismos, con los peligros para la democracia, con la defensa de España, con Europa, con la economía o con monsergas calientes. No conocen la palabra dimisión, en su diccionario particular la RAE la ha borrado o bien ustedes han arrancado directamente la hoja. No se apean de la burra aunque esté derrengada a causa de los palos que le han dado por no saber cómo montar en ella. Son incapaces ni siquiera de permitirles a otros que lo intenten, aunque sean de su mismo partido. Usted se compara a sí mismo sin bochorno ninguno al Estado, pero también lo piensa así su principal opositor de sí mismo, no se crea.
Desde hace tiempo me dan pena ambos, pero qué le voy a hacer. Lo que hay es lo que hay, al menos hasta dentro de casi tres años si usted o la sociedad no lo impiden.

Un saludo, buen día y una sonrisa, que es gratis.
 
 

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