De
momento, hay pacto, Cs y PSOE. Una suma de ¡izquierda? Y derecha. Ya veremos
hasta dónde llega, pero por lo menos algunos se movieron y dieron un paso
adelante. Claro que el resultado aritmético de su entente cordial no da para
mucho, con lo cual algún otro tendrá algo que decidir. Por la izquierda me
suena mal un apoyo; por la derecha no diría nada de lo que me pueda arrepentir mientras
Rajoy siga al frente. Cualquiera de ambos sostenes podría ser posible para
investir a Sánchez Presidente. Pero por ambos lados me permito la licencia de
decir que un gobierno para cuatro años se me antoja más que venturoso. No sé si
Sánchez estará jugando con la posibilidad de la presidencia o la de la campaña
electoral más próxima. En cualquier caso, si lo logra con un pacto anti natura,
quedará mal; y si lo hace de cara a la campaña, entonces será un candidato
marcado por el fracaso, digan lo que digan, otro Rajoy más o menos.
Lo
tiene difícil, la verdad, a pesar de la mano que le está echando Patxi López.
¿Y
Pablo Iglesias y compañía? Pues peor me lo pones. Si siguen debatiendo
distintas posibilidades con el PSOE, digo yo que lo harán por mostrarse como
partidos que defienden los intereses que plasmaron en sus programas por encima
de todo, aunque en realidad se presentarán ante la opinión pública como
agrupaciones inflexibles y sin ánimo de alcanzar acuerdos en beneficio de todos
a costa de perder cada uno algo de lo suyo. A fin de cuentas, los españoles no
somos parvulitos y entenderíamos las rebajas y los avances de unos y otros en
pro de un gobierno firme, pero con ideas comunes.
Lo
que seguiremos sin entender es que los personalismos sean el tema preferente
ante la formación de un necesario gobierno. Y digo personalismos en todos los
sentidos, los de los cargos y los que se oponen a ellos.
Mientras,
sigan ustedes divirtiéndose, que la sonrisa no huya nunca de su rostro
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